_
_
_
_
_

La 'tele', el gran devorador

Los hogares derrochan energía. No es sólo que las lámparas permanezcan muy a menudo encendidas en habitaciones donde no hay nadie, sino que hay costumbres que encarecen la factura.

Por ejemplo, no apagar el televisor con el interruptor, sino con el mando a distancia, manteniendo el aparato sin imagen y en modo de espera, supone pagar un 15% más sobre lo que el aparato consume en tres horas y media de uso. Para una familia, apagar la tele por completo apenas si supone 40 céntimos de ahorro al año, pero para el conjunto de los hogares el ahorro puede ser de 5,7 millones anuales.

Los cálculos también llegan al uso del coche. Según el IDAE, si sólo un 1% de quienes ahora utilizan el coche para ir al trabajo utilizaran transporte público, el ahorro anual sería de 20 millones de litros de combustible.

Otro ahorro posible es apostar en los nuevos edificios por la calefacción central (sólo existe en el 10% de los hogares) en lugar de por la individual. Desde 1998, un reglamento obliga a instalar contadores para que cada hogar pague sólo por la calefacción que consume.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_