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Reportaje:

La Villa Olímpica sí enamora

Los atletas que ya están en Atenas, una cuarta parte de los 16.000 que irán llegando, hablan maravillas de las instalaciones en las que se alojan

Faltan unos minutos para que den la una del mediodía y en la Villa Olímpica se respira un sorprendente ambiente de relajación y tranquilidad. Cualquiera espera llegar allí y, después de pasar los pertinentes controles de seguridad -un perímetro doble rodea el complejo, que también cuenta con un sistema cerrado de televisión y sensores de movimiento que, irónicamente, no han impedido las visitas de más de un perro callejero-, encontrarse con una pequeña-gran ciudad que vive a 2.000 revoluciones. Pero no. A menos de una semana para que se inicien los Juegos, los atletas que ya se han asentado en la que será su casa durante casi un mes, la cuarta parte de los 16.000 a quienes se espera, aprovechan los últimos días de distensión, antes de que la fiebre de la competición altere su termómetro.

Entre las grandes avenidas que separan los 366 modernos edificios que, en cuestión de meses, se han levantado donde antes no existía más que maleza, el tráfico es casi inexistente. La Villa está al 25% de su capacidad y sólo algún atleta, con paso relajado, se dirige al área internacional, allí donde se hallan parte de sus servicios de recreo. Algunos se acercan a la cafetería, otros al supermercado, un grupito a la peluquería y, la mayoría, a la sala de Internet.

En esta ciudad, situada junto a la montaña de Parnitha, a unos 20 kilómetros al norte del centro de Atenas, y con la misma capacidad que Nafplio, antigua capital de Grecia, no falta de nada. Desde biblioteca hasta un museo, pasando por espacios de culto o una discoteca, la Villa ha sido diseñada para cubrir todas las necesidades de los atletas, incluidas, por supuesto, las deportivas. En su centro atlético, cuenta con dos gimnasios -"son excelentes, enormes y muy bien equipados", destaca Daxilia Fernández, del equipo de voley-playa cubano-, una piscina olímpica, cuatro canchas de tenis y una pista de atletismo. Además, situada junto a la antigua base aérea de Dekelia, en ésta se han habilitado nueve pistas de entrenamiento para 11 deportes diferentes. "Esta Villa es enorme y muy impresionante", señalan todos los atletas consultados, que coinciden en otro punto: Atenas ha conseguido dar sensación de seguridad sin convertir la Villa en una prisión. "Aquí, la organización es mucho mejor que en Atlanta", asegura Omolade Akinremi, relevista nigeriana. "Me parece mucho mejor que la de Sydney, más amplia, con más capacidad y servicios", abunda Pablo Tabachnik, jugador de tenis de mesa argentino.

"Estoy absolutamente convencido de que será la mejor Villa que hayamos tenido hasta ahora en unos Juegos", concluye el jefe de misión de la delegación española, Joaquín Agulla, que tiene siete Juegos Olímpicos a sus espaldas. "El diseño es perfecto", razona, "y se demuestra en un punto esencial para los Juegos: el comedor". Enorme, capacitado para ofrecer 60.000 menús diarios, ha sido diseñado para evitar colas. Eso, por no mencionar la bondad de su cocina, internacional donde las haya y unánimemente elogiada.

Vista de una de las columnas de agua de la Villa Olímpica.
Vista de una de las columnas de agua de la Villa Olímpica.AFP

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