Un despido anunciado

El presidente del Valladolid, Carlos Suárez, anunció finalmente ayer la destitución de Fernando Vázquez como primer entrenador del equipo. Lo hizo casi 48 horas después de que la decisión pareciese tomada y fuera un secreto a voces en la ciudad. Vázquez dijo no entender su despido porque está convencido de que se eludirá sin problemas el descenso. Tras comunicarle el acuerdo al técnico, el octavo que pierde el puesto en Primera en este curso, el propio Suárez aseguró: "Ha habido que tomar la decisión con unos tiempos adecuados. Pero creemos que es necesario un reactivo para afrontar los últimos cuatro partidos". El dirigente se lo tomó con calma después de haberse desahogado contra una barandilla del estadio tras el último partido, perdido ante el Mallorca, y de fracturarse el quinto metatarsiano de la mano izquierda.

En la dirección blanquivioleta existía un malestar general por la poca intensidad con que Vázquez había afrontado los últimos entrenamientos e incluso los encuentros. Tampoco era la primera amenaza de destitución que en esta campaña pesaba sobre Vázquez. Al inicio del campeonato, el Valladolid se convirtió en un auténtico coladero de goles. Cuando el Madrid le hizo un siete (7-2) en el Bernabéu, las alarmas se dispararon. Pero el equipo reaccionó. De pronto, surgió la figura de Makukula y se remontó el vuelo hasta asomarse a la Copa de la UEFA.

A finales de enero, Makukula cayó lesionado de gravedad en Málaga y la directiva no pudo incorporar a ningún otro delantero. Otros jugadores importantes de la plantilla, Sousa y Jesús, también comenzaron a sufrir problemas físicos.

Suárez ha tenido que vencer la resistencia de los jugadores, quienes, a través de su capitán, Torres Gómez, sostenían que el cambio de técnico a sólo cuatro jornadas del final no era deseable.

El sustituto de Vázquez es su segundo, Antonio Santos, un hombre de la casa que ya ha ocupado el banquillo en otras ocasiones, aunque nunca en una coyuntura tan complicada.