Los peritos apuntan que el agresor que abrasó a su ex pareja se ensañó

Los forenses que testificaron ayer en el juicio a Pedro Ruiz, acusado de rociar ácido a su ex compañera en febrero de 2002, describieron que las heridas de Rosa M. Aragoneses no eran uniformes, con secuelas en la cara y piernas. En base a esta testifical, la fiscal apreció el agravante de ensañamiento al entender que el acusado tras verter el líquido en la cabeza de la víctima, "sacudió" el recipiente en sus piernas.

La fiscal mantuvo ayer su petición inicial de condena de 12 años de prisión, la máxima pena recogida en el Código Penal, a Pedro Ruiz García, de 39 años. El procesado roció con una sustancia corrosiva, posiblemente ácido sulfúrico, a su ex novia, Rosa María Aragoneses, un mes después de que ésta pusiera fin a su relación. De acuerdo a las manifestaciones, ayer, de los forenses, quienes destacaron el "salto" de las heridas de la mujer entre la cara y las piernas, el ministerio público se ratificó en la inclusión de la agravante de ensañamiento [aumentar deliberadamente el dolor]. Para el ministerio público, Pedro Ruiz, "movido por la venganza", vertió el líquido "altamente corrosivo y dañino" sobre la cabeza de Rosa María y, luego, "sacudió" el resto del recipiente por las piernas. Además, el fiscal aprecia alevosía en la acción porque, a su juicio, la víctima no pudo hacer nada para defenderse. En su escrito final de calificación, la fiscal rechazó que la agresión fuera un "accidente", tal y como alega el enjuiciado. Éste declaró que ella trató de golpearle con el bote y éste se abrió en el forcejeo. "Resulta curioso que la peor parte se la llevara la víctima". Y agregó: "Su declaración no tiene credibilidad". El fiscal lamentó que el procesado haya pretendido convertir en culpable a quien es la auténtica víctima. La defensa pide la libre absolución.