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Reportaje:

La Ensaladera en la cabeza

Excluido del éxito de 2000, Carlos Moyà cuenta con sus compañeros para ganar a Australia y agregar la Copa Davis a su palmarés

Sentado en el vestuario del pabellón Martín Carpena de Málaga frente a la televisión, a Carlos Moyà se le hizo un nudo en la garganta. Aquello no entraba en el guión. Nadie contaba con que el argentino Agustín Calleri, 17º mundial, superara al número uno del mundo, el valenciano Juan Carlos Ferrero. "Nos levantamos por la mañana conscientes de que el nuestro sería un partido importante", explicó ayer Joan Bosch, entrenador del mallorquín, de 27 años. "Pero no imaginábamos que Ferrero, el mejor jugador del mundo en tierra batida de este momento, pudiera perder frente a Calleri".

Casi sin tiempo para pensarlo, Carlos Moyà se encontró con toda la responsabilidad del equipo en su espalda. Pero esta vez cargó con ella, se quedó sólo con los aspectos positivos, valoró la oportunidad que había caído encima y no la desaprovechó. Ganó a Gastón Gaudio por 6-1, 6-4, 6-2 en el mejor partido que ha jugado en la Copa Davis. "Se dio cuenta de que lo tenía todo en sus manos", agrega Bosch, "y pensó que era una suerte. Que tenía la posibilidad borrar algunos fantasmas y de demostrar que era un buen jugador para esta competición. Además, tomó conciencia de que era él mismo quien debía defender la oportunidad que estaba persiguiendo de alcanzar la final y tal vez de ganar la Ensaladera".

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La historia había sido injusta con él. Fue campeón de Roland Garros y finalista del Masters en 1998, y un año antes había sorprendido a todo el mundo convirtiéndose en el primer español desde Andrés Gimeno y Joan Gisbert que alcanzaba la final del Open de Australia. Durante dos semanas fue número uno del mundo y hasta hace menos de un mes era el único español que lo había logrado. Sin embargo, le perseguía una especie de leyenda negra en la Copa Davis y había quedado incluso apartado del equipo de 2000 que ganó, por primera y única vez, la Ensaladera para España en el Palau San Jordi de Barcelona.

"Para un jugador que lo había logrado casi todo y que se consideraba uno de los mejores de España, aquello fue un golpe muy duro", asegura Bosch. Moyà fue descartado del equipo de la final sólo unas semanas antes, en el Masters Serie de París, cuando el G-4, en el que se encontraba su entrenador Josep Perlas, prefirió dar continuidad al doble Corretja-Balcells y no modificar el esquema de equipo que había mantenido durante todo el año, con Ferrero y Costa completando el cuarteto.

Pista de hierba catalana

Moyà estuvo en el Sant Jordi, pero en la grada. Sufrió y allí mismo se propuso que la Copa Davis debía figurar también en su palmarés. Se convirtió en uno de sus objetivos prioritarios. Sin embargo, su inclusión en el equipo de 2001 le aportó otra gran decepción. En la primera ronda, frente a Holanda, en una pista ultra rápida en Eindhoven, perdió ante Sjeng Schalken en tres mangas, tras saltar a la pista con una mentalidad negativa porque Ferrero acababa de perder, sorprendentemente, el primer punto frente a Baemon Sluiter, 107º mundial. La derrota actuó como una losa y acrecentó la leyenda, iniciada en Lleida ante Brasil en 1999, de que a Moyà le pesaba excesivamente jugar la Copa Davis.

Era un tabú que le habían colgado, porque el mallorquín había tenido un debú esplendoroso en Mallorca en 1997, contra Alemania, y había dado el punto decisivo a España en Porto Alegre contra Brasil en 1998, superando en el quinto partido a Fernando Meligeni, y ante Suiza aquel mismo año con su victoria ante Rosset en A Coruña. Pero la leyenda se cerró de cuajo y los temores desaparecieron el pasado domingo en Málaga. "Sabía que sería héroe o villano", confesó Moyà tras su victoria. "Y todo salió bien". Ahora se siente parte aún más activa del grupo formado por Ferrero, Corretja y Costa, que del 28 al 30 de noviembre le acompañarán a Melbourne.

Con vistas a ello, la Federación Española tiene previsto aprovechar uno de los campos de hockey hierba barceloneses para instalar una pista que sirva como preparación a los jugadores para la australiana que les espera.

Moyà, junto a Arrese, capitán español, tras su victoria ante Gaudio.
Moyà, junto a Arrese, capitán español, tras su victoria ante Gaudio.REUTERS

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