CUMBRE DE CANCÚN

Los países pobres temen que los ricos les impidan importar medicinas genéricas

Las ONG denuncian negociaciones para reforzar la protección de las patentes

La aplicación del reciente acuerdo de la Organización Mundial del Comercio, que permite a los países pobres importar medicamentos genéricos para combatir enfermedades como el sida, no será fácil. ONG y delegados de las naciones pobres sospechan que EE UU y otros países industrializados adulterarán el espíritu de Doha, pues ya efectúan negociaciones bilaterales para reforzar la protección de patentes en zonas con una incidencia de la enfermedad muy alta. Mientras, la industria farmacéutica teme que las nuevas facilidades sean aprovechadas por las mafias del sector.

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La aplicación del reciente acuerdo de la Organización Mundial del Comercio, que permite a los países pobres importar medicamentos genéricos para combatir enfermedades como el sida, no será fácil. ONG y delegados de las naciones pobres sospechan que EE UU y otros países industrializados adulterarán el espíritu de Doha, pues ya efectúan negociaciones bilaterales para reforzar la protección de patentes en zonas con una incidencia de la enfermedad muy alta. Mientras, la industria farmacéutica teme que las nuevas facilidades sean aprovechadas por las mafias del sector.

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Más de 15 millones de personas mueren cada año de enfermedades infecciosas, y más de 40 millones viven con el virus del sida; una gran mayoría no puede acceder a los medicamentos que podrían salvarles la vida o prolongársela. Hace casi dos años, en noviembre de 2001, la cumbre de la OMC en Doha (Qatar) aprobó, gracias a la presión de la opinión pública mundial, el derecho de los países a legislar en beneficio de la salud pública, autorizando a los países a producir sus propios genéricos. No obstante, prohibió el derecho a exportarlos, con lo que se limita por completo el acceso a los genéricos de países con escasa o nula capacidad de producción. La decisión anunciada el pasado mes en Ginebra cambió los esquemas manejados hasta ahora.

Diversas ONG, entre ellas Médicos Sin Fronteras (MSF) y Oxfam, no descartan que el mundo industrializado, bajo la influencia de los gigantes farmacéuticos, acaben bloqueando los avances. Las dificultades hacia la armonización de posturas son muchas. En un informe distribuido ayer en Cancún, MSF acusa a los países ricos miembros de la OMC de entorpecer el acceso de los países pobres a los medicamentos baratos con más restricciones, como listas de enfermedades, límites a la elegibilidad de países importadores y restricción de la solución a situaciones de emergencia.

"Dichas maniobras han sido realizadas de mala fe. Por ejemplo, la lista propuesta de enfermedades no tenía ninguna lógica desde el punto de vista de la salud pública", señala el documento, pues "para casi todas las enfermedades incluidas no existen tratamientos o si existen no están patentados; en otras palabras, medicamentos para los que no existe la oportunidad de emitir licencias". MSF pidió a la OMC, entre otras demandas, que promueva la adaptación de las legislaciones nacionales sobre patentes para aprovechar la flexibilidad establecida en la declaración de Doha, y propuso que los países menos desarrollados no deberían poner en vigor o proporcionar patentes sobre productos farmacéuticos hasta el año 2016.

Pero en el desarrollo del acuerdo existen diversas voces y preocupaciones. Hace unos meses, el vicepresidente de la multinacional franco-alemana Aventis, Richard Markham, expresó algunas: que sea utilizado por industrias en países relativamente desarrollados (India o Brasil) para beneficiarse de la libertad de disponer de las patentes. "Queremos estar seguros de que los genéricos lleguen a la gente que realmente los necesita, donde haya una emergencia sanitaria", manifestó en Madrid, "y si ese país no puede producir medicamentos podrá importarlos, pero para su consumo, y no para reexportarlos y ganar con ello", añadió.

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La industria sostiene que la desprotección de sus patentes termina por repercutir en un acentuado descenso de los fondos que se destinan a la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. No obstante, las ONG aseguran que en realidad sólo el 10% de dicha inversión se dirige a las enfermedades responsables del 90% del problema sanitario mundial. Sus portavoces piensan que la OMC debería permitir que los países puedan exportar versiones genéricas de productos patentados a países en los que no hay patentes o en los que éstas han sido suspendidas.

El tratamiento contra el sida bajo patente es entre 3 y 15 veces superior al precio de su equivalente genérico, según cálculos de ONG. Mientras, los antibióticos patentados para tratar la diarrea, una de las principales causas de mortalidad infantil, pueden llegar a multiplicar por ocho el precio de su equivalente genérico. "En Kenia, el 25% de la población adulta es seropositiva, pero menos de un 2% recibe tratamiento. El fluconazol, usado para tratar la meningitis asociada con el sida, podría ser importado de Tailandia, reduciendo el coste del tratamiento de 3.000 a 104 dólares anuales. La empresa propietaria de la patente ha presionado para detener estas importaciones", afirma Oxfam.

Un agricultor mexicano descansa junto a una pancarta que crítica a la OMC.REUTERS

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