El 'club católico' se desinfla en la UE

En Bruselas se bautizó como club católico a los seis países que hasta ahora se oponían a los ensayos con células madre embrionarias (Alemania, Italia, Irlanda, Austria, Francia y España). Sin embargo, las deserciones amenazan con reducirlo a la mínima. La retirada de España, que está a punto de permitir los ensayos bajo ciertas normas, ha sido importante, pero aún puede haber otro cambio determinante: Francia.

El Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin, el mismo que inclinó definitivamente la balanza por el no en octubre pasado, prepara ahora una ley para permitir los...

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En Bruselas se bautizó como club católico a los seis países que hasta ahora se oponían a los ensayos con células madre embrionarias (Alemania, Italia, Irlanda, Austria, Francia y España). Sin embargo, las deserciones amenazan con reducirlo a la mínima. La retirada de España, que está a punto de permitir los ensayos bajo ciertas normas, ha sido importante, pero aún puede haber otro cambio determinante: Francia.

El Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin, el mismo que inclinó definitivamente la balanza por el no en octubre pasado, prepara ahora una ley para permitir los ensayos con embriones sobrantes de procesos de fecundación in vitro de más de cinco años. El proyecto podría aprobarse antes de final de año.

Una fuente diplomática aseguró ayer a este periódico que incluso la católica Irlanda podría cambiar de bando, lo que la portavoz oficial no confirmó. "Ahora tenemos que examinar el texto presentado por la Comisión Europea y que va precisamente en la misma línea que nosotros propusimos de imponer reglas estrictas", dijo la portavoz.

Por el contrario, Portugal, que hasta ahora se consideraba un país favorable a los ensayos, podría incorporarse al club.

Cambios

Tanto Irlanda como Portugal prohíben el uso de células embrionarias, pero es una posición antes mayoritaria que en poco menos de un año empieza a ser minoritaria en la Unión Europea. Reino Unido y Suecia fueron los primeros en permitir los ensayos. Les han seguido Finlandia, Grecia, Bélgica y Holanda. En este último país, el nuevo Gobierno de centro-derecha prometió derogar la norma que proyectaba permitir los ensayos, lo que no ha hecho aún. Bélgica no sólo permite las investigaciones, sino que ha abierto la puerta a la clonación terapéutica. Dinamarca aprobó una ley en primavera que entrará en vigor tras el verano y que permite el uso de embriones sobrantes.

La oposición a los ensayos, que hoy suma minoría de bloqueo, podría reducirse por tanto a Alemania, Italia, Austria y Portugal, si bien las dos primeras son las más renuentes a cambiar de postura. En Alemania se ha impuesto la tesis de los verdes, que forman coalición con los socialdemócratas de Gerhard Schröder. Italia, que preside este semestre la UE, ni siquiera está conforme con la moratoria porque considera contra toda ética utilizar células madre embrionarias, aunque ya estén aisladas en laboratorio.

Pero, como dice el comisario Busquin, "las cosas evolucionan en los países" y las posturas no siempre dependen de las filiaciones políticas.

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