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Columna
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Diferencias

Al parecer muchos norteamericanos están haciendo acopio de comida, agua embotellada, velas, pilas para radios (para poder escuchar los partes de guerra) e incluso cinta aislante con la que pretenden sellar todas las rendijas de sus casas para detener la entrada de los gases letales que puede bombardearles el enemigo. Puede que este terror esté fomentado desde la Casa Blanca para acallar la nutrida oposición interior que existe en Estados Unidos contra la belicosidad de Bush, pero además hay que reconocer que el síndrome del superviviente es una de las locuras típicas estadounidenses, y que de cuando en cuando el país es recorrido por una ola catastrofista sin necesidad de que nadie la avive desde las alturas. En el año 2000, sin ir más lejos, decenas de miles de norteamericanos se prepararon para el fin del mundo cibernético y se encerraron en sus casas pertrechados de víveres y rifles.

Todos esos tipos tan paranoicos deben de ser unos desquiciados, pero la forma en que se manifiesta la locura en un país tiene mucho que ver con la estructura básica de esa sociedad. Ante la posibilidad imaginaria de un Apocalipsis, me parece que la mayoría de los europeos no pensamos en meternos en un búnker para sobrevivir a toda costa, sino más bien en la píldora de cianuro que facilite el fin, porque no nos interesa vivir cuando todo lo demás haya desaparecido. Europa tiene un fuerte componente colectivo y social, mientras que Estados Unidos es el individualismo y la frontera. Esa diferencia básica se manifiesta en todo; por ejemplo, aquí las oenegés se llaman así, "no gubernamentales", porque son los poderes centrales (desde las monarquías absolutas a los Estados totalitarios ) quienes siempre han sido los "malos" de nuestra historia; pero en Estados Unidos se llaman "non profit", es decir, sin beneficio, porque sus "malvados" han sido los tiburones monetarios y los caciques capitalistas. Como yo pertenezco a esta parte del mundo, prefiero, claro está, la conciencia más colectiva. Pero, con todo, una y otra posición tienen sus ventajas y sus inconvenientes. El loco típico norteamericano ametralla a los niños de una hamburguesería o hace volar un edificio entero en Oklahoma. El loco típico europeo es Stalin o Hitler. Glup.

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