'Historias de cronopios y de famas', de Cortázar
EL PAÍS publica mañana los deslumbrantes apuntes de la vida cotidiana del autor argentino
Fue uno de los más cultos, comprometido y cosmopolita autor del llamado boom de la narrativa latinoamericana, aquel conjunto de excelentes escritores que en los años sesenta deslumbraron al mundo. Nombres como los de García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Onetti, Cabrera Infante, Carpentier, Rulfo, Bioy Casares, Edwards, Donoso, Bryce Echenique y un amplio y flexible etcétera, fueron el núcleo de lo que para algunos supuso una excelente operación de lanzamiento editorial, y para otros, la espectacular conjunción de brillantes talentos literarios plurigeneracionales que compart...
Fue uno de los más cultos, comprometido y cosmopolita autor del llamado boom de la narrativa latinoamericana, aquel conjunto de excelentes escritores que en los años sesenta deslumbraron al mundo. Nombres como los de García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Onetti, Cabrera Infante, Carpentier, Rulfo, Bioy Casares, Edwards, Donoso, Bryce Echenique y un amplio y flexible etcétera, fueron el núcleo de lo que para algunos supuso una excelente operación de lanzamiento editorial, y para otros, la espectacular conjunción de brillantes talentos literarios plurigeneracionales que compartían un origen continental. Julio Cortázar fue, sin duda, uno de los pilares básicos del denominado boom. Un año antes de la aparición de su obra maestra, Rayuela, publica en 1962 una insólita colección de apuntes sobre hábitos y gestos de la vida cotidiana, Historias de cronopios y de famas (que podrá adquirir el lector de EL PAÍS mañana por tres euros), en la que resulta difícil, además de inútil, destacar la inteligencia de su mirada sobre la ironía o la lucidez de sus textos. En cierta ocasión dijo: 'Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe, después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire y se clavará o no se clavará en el blanco. Sólo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios con vistas a la eternidad y a las ediciones internacionales'. Sobra decir que sus cronopios y sus famas dieron en la diana.