El presidente de la Federación Sefardí Mundial pide que se les reconozca la nacionalidad española
Un congreso analiza en Barcelona la cultura de los judíos expulsados de España en 1492
Quinientos años después de que sus antepasados fueran expulsados de Sefarad (España en hebreo), el presidente de la Federación Sefardí Mundial, Nessim Gaon, pidió ayer al Gobierno español y a los ciudadanos del país que les reconozcan la nacionalidad española como un acto de justicia hacia estas personas que, pese al tiempo transcurrido, conservan la lengua como el bien más preciado y consideran a España su segunda patria. Gaon realizó estas declaraciones en la inauguración del Congreso Mundial Sefarad 2002, que se celebra hasta el próximo jueves en Barcelona.
Nessim Gaon propone a las instituciones la creación de un fondo 'de monto sustancial' para crear escuelas donde se enseñe la lengua de Cervantes en los distintos lugares donde residen comunidades sefardíes, con el fin de impedir que llegue a olvidarse. En España se estima que residen unos 15.000 ciudadanos judíos, una parte importante de los cuales son sefardíes. En los cinco continentes se calcula que viven unos 4,5 millones de serfardíes.
Las intervenciones tanto de los organizadores como del Consejero de Hacienda de la Generalitat, Francesc Homs, y de la concejal socialista, Katy Carreras-Moysi, en representación del Ayuntamiento de Barcelona, estuvieron plagadas de referencias al pasado común. Homs explicó que la Generalitat escogió como sede una casa del barrio judío barcelonés que pertenecía a un célebre médico de su comunidad y respondió de forma tajante a las propuestas lanzadas por los organizadores de desarrollar proyectos de colaboración común entre Israel y España. 'Toda estrategia económica requiere como condición necesaria la paz entre los pueblos', indicó. A su vez, Carreras-Moysi acogió de buen grado la petición de ubicar en la capital catalana la sede de la Fundación Sefardí. Para ello se dispone ya de un modesto edificio, situado en el número 1 de la calle del Arc de Sant Ramon del Call, que forma parte de un proyecto municipal de impulsar el antiguo barrio judío.
La jornada inaugural del congreso tuvo su nota discordante. Pese a no tener confirmación de algunos de los invitados, los organizadores habían hecho constar en el programa la presencia de personalidades como el presidente del Gobierno, José María Aznar; la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo, y el alcalde de Barcelona, Joan Clos, entre otros. Por si esas ausencias no bastaran, aún hubo otro momento tenso durante la jornada que desconcertó a los asistentes. Nessim Gaon dijo que desconocía hasta hace unos meses que la agencia de Barcelona se 'había lanzado, sin consultar a la oficina central, a organizar el congreso', aunque aun así decidieron patrocinarlo. El presidente del congreso, Giaco Ventura, puntualizó: 'Nuestro proyecto empezó hace cinco años. En ese tiempo llamé a muchas puertas y en muchas direcciones, y costó bastante que se abrieran'.
La decepción por las expectativas despertadas, que al menos en la primera jornada quedaron lejos de cumplirse, no resta sin embargo valor simbólico al encuentro con una tierra y un tiempo de convivencia que contrasta con la realidad de Israel.
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