Cientos de personas despiden a las víctimas del tren mientras la madre de la niña muerta sigue muy grave
Los funerales por las dos víctimas mortales del accidente ferroviario ocurrido el sábado en Alicante, María Victoria Hernández, de 12 años, y Francisco Jiménez, de 61, se celebraron ayer en Elche, localidad natal de ambos, mientras la madre de la menor se debatía ayer por la noche entre la vida y la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital General de Alicante.
Unas 400 personas, entre ellas el alcalde de Elche, Diego Macià, y representantes de Renfe, asistieron en el tanatorio ilicitano al sepelio de la pequeña. Poco antes, la iglesia de San José acogió el funeral por Francisco Jiménez.El tío de la niña, Francisco M., de 46 años, también arrollado por el tren, evoluciona favorablemente, según informaron fuentes sanitarias. La familia de la pequeña se ha personado como perjudicada en la causa abierta por el titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Alicante, Juan Carlos Cerón.
'Si hay responsabilidades ejerceremos la acusación particular', recalcó ayer el abogado de la familia, Antonio Martínez Camacho. El Juzgado de Instrucción número 6 de Alicante ha abierto diligencias para depurar posibles responsabilidades en el accidente ferroviario. El siniestro se registró a las 22.50 del pasado sábado, cuando un tren Arco, que cubría el trayecto entre Barcelona y Murcia, embistió a un grupo de excursionistas de 154 personas. Los senderistas fueron sorprendidos por el convoy a la altura del barrio de San Gabriel, poco después de emprender una marcha nocturna entre la capital y la desembocadura del río Segura, en Guardamar.
Renfe negó imperativamente que los participantes en la ruta, pertenecientes a la Unión Excursionista de Elche, informaran de la actividad a la compañía férrea y, por tanto, que obtuvieran permiso para llevarla a cabo. 'La salida es un acto de irresponsabilidad y de imprudencia temeraria', manifestó un portavoz de Renfe, dado que este tendido está abierto 'las 24 horas del día'. 'Caminar por la vía y su zona de influencia está terminantemente prohibido', abundó.
Pablo Lázaro, un vecino de la partida alicantina de Agua Amarga, acusó directamente a la Administración por 'consentir' la gran velocidad que alcanzan los trenes a su paso por este núcleo urbano, que es muy transitado por los residentes. 'Hace unos diez años un tren descuartizó en este mismo punto a otras dos personas', recordó.
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