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Reportaje:TORNEO DE LINARES | AJEDREZ

Vallejo alumbra su futuro

A falta de trabajar más las aperturas, el español, de 19 años, se ve pronto en la élite

Leontxo García

El estreno de Francisco Vallejo, 60º del mundo a sus 19 años de edad, en la fórmula 1 del ajedrez crea una esperanza sólida. Tras empatar con sus seis rivales -todos ellos, entre los nueve mejores- en la primera vuelta del torneo de Linares, el español ha perdido en la segunda tanda con el ruso Gari Kaspárov, el número uno, y los ucranios Ruslan Ponomáriov, el campeón mundial oficial, y Vasili Ivanchuk, el subcampeón. Hoy disputa su última partida, frente al también español Alexéi Shírov.

Kaspárov, quien rara vez elogia a alguien, fue muy claro el pasado lunes tras reconocer que estuvo al borde de la derrota ante el menorquín: 'Estoy impresionado por el gran talento de Vallejo. Sus recursos en posiciones muy delicadas son asombrosos. Jugadores más curtidos que él han fracasado en Linares', dijo a este periódico. Y se mojó aún más: 'Estará pronto entre los diez mejores del mundo si se entrena con rigor para corregir sus dos grandes defectos. Necesita elaborar un amplio repertorio de aperturas y administrar mejor el tiempo. En realidad, esos dos problemas van unidos'.

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Vallejo está de acuerdo: 'Antes del torneo, todos me veían como una víctima, menos yo. Y ahora soy el único descontento con mi actuación porque he comprobado que la única diferencia entre las grandes estrellas y yo es que me faltan muchas horas de trabajo en casa'. Y anuncia: 'El próximo año será muy distinto. Ya no tendré que emplear un montón de minutos en defender posiciones muy delicadas desde los primeros movimientos ni llegar agobiado de tiempo a los momentos clave'.

'No soy de hierro'

Lo ocurrido el jueves fue especialmente duro: tras exhibir un magnífico juego de ataque frente a Michael Adams, cuarto del mundo, Vallejo se relajó en la creencia de que la victoria era segura y permitió el contraataque del británico, quien, además, halló una jugada milagrosa para empatar: 'No soy de hierro. No fui capaz de rematar posiciones ganadoras contra Ivanchuk en la primera vuelta y frente a Kaspárov y Adams en la segunda. Esos disgustos me han dejado sin energía', explicó ayer tras la derrota ante Ponomáriov, que comparte el primer puesto con Kaspárov, a quien se enfrenta hoy.

Además de la constatación de los dos defectos señalados por Kaspárov, su debú en Linares ha servido para que Vallejo se dé cuenta de que el ajedrez de élite es una profesión muy dura. Acostumbrado a ganar medallas en los Mundiales infantiles desde los ocho años, pronunció una frase que incitaba a la desconfianza en octubre de 2000, tras proclamarse campeón sub 18 en Marina d'Or (Castellón): 'Estoy dispuesto a entrenarme unas cinco horas diarias, pero sólo de lunes a viernes. No estoy dispuesto a sacrificar los placeres de la vida para ser el número uno'. Ahora ha visto que los mejores del mundo realizan de memoria los quince o veinte primeros movimientos, gracias al análisis casero con sus ayudantes y las computadoras, mientras él consume en ellos mucha energía, que luego echa de menos. Y la perspectiva de ser una estrella del tablero le hace tilín.

Como Kaspárov, Vallejo aprendió a jugar a los cinco años, observando las partidas de su familia en Es Castell (Menorca). Después fue un privilegiado, aunque tuvo que separarse de sus padres: el colegio Marcote, de Mondariz (Pontevedra), le concedió una beca y un programa de estudios especial: clases por las mañanas y entrenamientos por las tardes. Como Ponomáriov, aúna talento, nervios sólidos y valentía, pero carece del imprescindible conocimiento enciclopédico, además de cargar con su inexperiencia. Ha alumbrado la autopista de su futuro, pero todavía tiene que asfaltarla.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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