Campaña
El toque de pito volvió a funcionar. Cuando el partido echa mano del silbato, acude todo el mundo, incluidos algunos subalternos que no ostentan cargo público ni orgánico, que ni siquiera son militantes, pero que son conminados a acudir so pena de caer en desgracia. En estos casos no valen excusas. Así, la convención celebrada por el PP el sábado en el Palau de la Música de Valencia para celebrar el sexto aniversario de la llegada de Eduardo Zaplana a la presidencia de la Generalitat reunió a 2.000 personas. Lo que pasa es que más de uno se quedó con las ganas de dedicar la jornada a menesteres más interesantes. No en vano, la mañana era espléndida, por mor del pantano barométrico, y la playa y el mar ejercían una enorme atracción. Pero había que ir al Palau. Mientras tanto, el PSPV, o no había tocado el pito o lo habían tomado por el del sereno, porque lo cierto es que la afluencia de militantes al acto celebrado en el auditorio de Torrent fue más bien escasa. Tanto, que se hizo necesario un truco escenográfico para que el presidente del PSOE, Manuel Chaves, apareciera más arropado. Claro, no es lo mismo convocar desde el poder y el control de casi todos los resortes de las instituciones -con todo lo que de pesebre significa- que hacerlo desde la indigencia institucional en la que se encuentran inmersos los socialistas, que reduce drásticamente la capacidad de convocatoria. Cosa bien distinta es la utilidad de tales actos, de claro tinte electoral. Y su contenido. El del PP fue claramente propagandístico y de aclamación del líder supremo -cuenta algún asistente crítico que los oradores compitieron por ver quién citaba más veces al molto-, y ahí no cabe la más mínima autocrítica. Vale todo, desde la tergiversación de la historia hasta el olvido de problemas como el de la deuda. Incluso se venden como logros ciertos proyectos que no son más que eso, proyectos -como el del AVE-, por más que machaconamente se insista en que ya son realidad, y se formulan promesas de muy difícil cumplimiento. Mientras, el PSPV centraba su acto en Torrent en un aluvión de críticas hacia la gestión de los populares, pero con pocas ideas. La campaña electoral de 2003 ya ha empezado.
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