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Reportaje:

La verdad bajo una carpa

El Circo Ronaldo lleva a Benicàssim un exquisito y divertido espectáculo de carácter artesanal

María Fabra

Si es cierto que la risa, algo en lo que parecen coincidir la mayoría de los especialistas, mueve el diafragma, aumenta la capacidad pulmonar, fortalece el corazón y reduce la hipertensión, aquellos que han asistido o vayan a asistir a la representación de Fili están de enhorabuena porque no enfermarán en mucho tiempo. Porque Fili es, a la vez, una obra pequeña y descomunal. Reducida en la dimensión espacial, una humilde pero exquisita carpa de aforo limitado sobre un solar a las afueras de Benicàssim ha bastado para fundar una república independiente del arte con mayúsculas. No en vano, el Circus Ronaldo fue nombrado, en 1999 embajador cultural de Flandes. Y a buen seguro, eligieron la mejor manera de que su nombre rodara por el mundo.

Detrás, no hay mercadotecnia ni presupuesto para grandes montajes. El circo Ronaldo es un lugar donde se representa la vida y donde se entretiene al respetable, como se ha hecho desde hace miles de años, sin mayores aspavientos; la madre del clan, una mujer de aspecto zíngaro, igual sube una escalera con sables que invita a patatas fritas a los espectadores cuando la función ha terminado. A sus espaldas, un actor vende cerveza belga artesana y otros charlan con los espectadores bajo la misma carpa, convertidos, después de la función, en personas de carne y hueso. Sencillos, naturales, después de que sobre el escenario hayan representado, hasta el último segundo, su definidísimo papel. Desde el principio, salidos de los más tradicionales carromatos y camiones de circo, manteniendo la mirada atrás, con la profusión del fuego y las trémulas luces, cuidando hasta el más mínimo detalle.

Fili resume, bajo la inspiración escénica de la Comedia del Arte, mucho y lo mejor de todo cuanto se puede hacer sobre las tablas: números clásicos del circo, malabares, trapecio, equilibrismo, improvisaciones, marionetas, mimo... a un ritmo trepidante en el que se mezclan estilos, personajes inspirados en el XVI (el sirviente pillo y el estúpido), el Arlequino o el clown de carablanca con elementos del primer circo que creara Philip Astley en 1768. Parodias musicales en las que lo mismo se destroza el mozartiano Rapto del Serrallo que se da vida a una hilarante competición sobre el tamaño del instrumento del músico. Desde la máxima ternura hasta el momento más lúgubre.

De hecho, el mismo título del espectáculo Fili (hilos, en italiano) ya da una pista sobre los ingredientes de esta obra maestra: una familia que lleva generaciones dedicándose al circo, un puñado de artistas jóvenes con talento y una representación en la que, cada uno y todos a la vez, muestran lo que han aprendido durante años y años de trabajo. Fili es eso, el hilo conductor que a lo largo de siglos ha mantenido vivo un arte tan antiguo como actual, con sus glorias y sus miserias.

Dos mil años antes de que naciera Jesucristo ya había bufones alegrando en la corte egipcia, libres para saltarse las normas sociales. Cómicos después en escenarios destartalados, personajes que se convirtieron en estrellas interpretando papeles de torpes (Shakespeare escribía obras para una compañía de la que acabó siendo dueño, al igual que del Globe Teatre el clown William Kemp), actores de fama internacional, de cara blanca o negra, enanos, augustos, vagabundos.

Con la agenda repleta hasta el 2003 (Barcelona no ha logrado incluirlo en su agenda), el circo Ronaldo se ha podido ver en Benicàssim. Un espectáculo excepcional, muestra, una vez más, del esfuerzo y la calidad que busca la programación cultural benicense y que debería extenderse. Tres días de función, cerca de 1.000 afortunados. Los últimos, hoy a las 20.00 horas que querrán mantener en su retina, en este caso, el mejor espectáculo del mundo. Que debería convertirse en asignatura obligatoria para que, de una manera sencilla, todos supieran lo que es el arte.

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Porque en el circo, como en la vida, hay de todo. Pero si algo de verdad queda, está bajo la carpa del Ronaldo, o no anda muy lejos.

Uno de los artistas del Circus Ronaldo, durante una actuación en Benicàssim.
Uno de los artistas del Circus Ronaldo, durante una actuación en Benicàssim.ÀNGEL SÁNCHEZ

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