Batacazo del Betis

Confirmado. El Betis tiene la negra con los partidos que se juegan en horario matinal por imperativo televisivo. Diez ha disputado y en ninguno ha sido capaz de ganar. Cinco empates y, con la de ayer ante el Albacete, cinco derrotas. Un infortunio que hizo que el Betis viese frenado en seco su sprint de seis jornadas consecutivas invicto y, lo que es aún peor, permitió al Albacete de Julián Rubio que retome el pulso del ascenso, zona de la que tan sólo cuatro puntos le separan.

Una desgracia que se cebó sobre el portero bético, Toni Prats, el mejor del equipo junto al ayer ausente Belenguer. Fue Prats quien acusó los efectos de esta especie de maldición matinal sorprendiendo a propios y extraños con una inopinada y desastrosa salida que permitió a Javi Guerrero cobrarse la segunda pieza del Albacete y, de paso, desmoralizar a un Betis que instantes antes celebraba, con dedicatoria divina incluida, el primer gol de la temporada de Denilson, un tanto que supuso el empate tras el tempranero mazazo de José.

Pero no sólo Prats pareció estar bajo esta negativa influencia: toda la línea defensiva del Betis se vio arrastrada por ella. Cañas, Bornes, Rivas y Torres Mestre formaron de entrada una zaga inédita que estuvo a años luz de la solvencia y la seriedad que marca la actuación del cuarteto habitual, en el que Belenguer y Filipescu se alternan en el mando. Una carencia de la que José, Jesús, Álvaro y Javi Guerrero dieron buena cuenta durante todo el partido y que se acrecentó aún más cada vez que la calidad de este último aparecía por la zona.

Enfrente, otra historia. Sobre el portero del Albacete, Valbuena, lució una estrella que brilló en las cuatro claras ocasiones que dispuso el Betis para dar la vuelta al encuentro. Así pasó con un envenenado remate de Amato tras un espléndido centro de Joaquín mediada la primera parte; con el cabezazo de Rivas al saque de un córner y, poco antes del descanso, con un ajustadísimo disparo al poste de Amato que sacó la pierna de Valbuena.

Una buena estrella que acompañó al portero del cuadro manchego hasta el final, cuando Cuéllar trató de sacar petróleo de un certero centro de Cañas e interpuso su cuerpo al testarazo en plancha para frustrar el agónico intento del Betis por sumar siquiera un punto y asegurarse así su permanencia una semana más en la terna de cabeza, puesto que vuelven a cortejar el Atlético y el Albacete.