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Un clero ejemplar

Un fondo común de bienes que promoviera la solidaridad, la comunión y la austeridad en la diócesis de Valencia podría haber sido un fruto emblemático del Gran Jubileo. Una comisión ha trabajado 15 meses en la creación del Instituto para la Sustentación del Clero y ha redactado sus estatutos, que promovían la participación y control de los sacerdotes, de acuerdo con el derecho canónico, y lo hacían 'independiente de la administración diocesana'.

Pero estos esfuerzos e ilusiones han ido a parar materialmente a la papelera. El arzobispo García-Gasco ha rechazado tanta democratización y autonomía y ha dictado un decreto que, a pesar de reservarle el poder y reducir la participación, tampoco ha firmado. Ante ello, la Junta Gestora acordó 'no responder de los documentos que han sido elaborados por otros órganos diocesanos'.

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El éxito de la comisión ha sido fijar 'la retribución mínima en 115.000 pesetas mensuales en 14 pagas al año', cuantía que ya han empezado a recibir los curas. Y esta cantidad es todo un símbolo. El Arzobispo se empeñó en que los curas cobraran 140.000 pesetas mensuales. La encuesta reveló que sólo un 20% de sacerdotes valencianos tenía ingresos de 140.000 pesetas mensuales o superiores, mientras que un 80% no sólo no llega, sino que 'la inmensa mayoría tampoco tiene posibilidad de alcanzarla'. Insistió García-Gasco en las 140.000 y en que, si les sobraba dinero, que hicieran 'obras de caridad'. Pero, según el sondeo, esta mensualidad 'se considera excesiva por la gran mayoría de los sacerdotes' y la han rehusado, fundamentando su oposición en que 'desdice lo que predicamos sobre austeridad y pobreza; es un antitestimonio ante la mayoría de nuestros feligreses: personas en paro, trabajadores en situación precaria o economía sumergida, pensionistas, jubilados y viudas con bajas pensiones, familias que no llegan a fin de mes. No íbamos a convencer a nadie de nuestras obras de caridad; este asunto produciría gran escándalo; no se trata de vivir en la miseria, pero tampoco dar la impresión de vivir como reyes'.

Ha ganado el clero su batalla, contra los criterios de su jerarquía, de cobrar menos. 115.000 pesetas, según señalan, es una cifra 'suficiente para atender las necesidades materiales de los sacerdotes, que permite vivir de forma digna a la par que modesta, que viene a ser lo percibido por un trabajador corriente, con lo cual no nos separamos del común de los fieles y mantenemos un espíritu de austeridad'.

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