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La tregua caducó al año

Una tensa reunión entre representantes de ETA, PNV y EA, en la primera quincena de julio pasado, constituyó el comienzo del fin de la tregua de ETA. El 23 de agosto siguiente EL PAÍS informó de la existencia de un documento de ETA reprochando al PNV su tibieza ante la construcción nacional y expresando su temor a que los nacionalistas moderados rehicieran sus alianzas con los "españolistas". Pese al desmentido de dirigentes del PNV, el 28 de agosto ETA criticó abiertamente a este partido en un comunicado que fue contestado por la ejecutiva peneuvista con un agrio texto de tres líneas.Desde la celebración de esa reunión, ambos partidos supieron que el alto el fuego estaba "en suspenso", según se desprende del acta sobre el encuentro realizada por la organización terrorista, que fue difundido ayer por la agencia Vasco Press. En la reunión, celebrada un año después del acuerdo de julio de 1998 que antecedió a la tregua y pocas semanas después de las elecciones municipales, ETA criticó al PNV y EA por no haber "roto con España", por presentar su alto el fuego como fruto del Pacto de Lizarra, por su "frialdad" ante el proceso y por haber querido hacer ver a la opinión pública que era un proceso de paz cuando lo era de "construcción nacional". Más en concreto, ETA recriminó a sus interlocutores haber mantenido abiertos los puentes con el PSE y no haber aprovechado todas las oportunidades de los abertzales en los acuerdos electorales. La banda decidió hacer pública su decisión de romper la tregua el 28 de noviembre, sólo cinco días después de la recuperación oficial de relaciones entre el PNV y el PSE, con la entrevista que mantuvieron en Madrid Joaquín Almunia y Xabier Arzalluz.

Segun el acta de la reunión de julio levantada por la organización terrorista, sus representantes comunicaron a los de los dos partidos nacionalistas la suspensión del acuerdo alcanzado un año antes (negado como tal por el PNV), y, por tanto, de la tregua que le siguió. El documento lleva fecha del 12 de julio de 1999 y no menciona a las personas que asistieron al encuentro.

Según ha podido saber EL PAÍS, uno de los asistentes fue el portavoz del PNV, Joseba Egibar, que se negó incluso a recoger el papel con la nueva propuesta que ETA les hacía, como única posibilidad de recomponer la situación: la no participación en las elecciones "españolas" del pasado día 12 y la constitución de un "Parlamento de Euskal Herria", con la inclusión de Navarra y el País Vasco francés. El propio resumen de ETA afirma que el PNV tuvo una reacción rotunda de rechazo, tachando de "maximalista, utópica y perjudicial" la proposición. Y añade que sus interlocutores defendieron la construcción nacional "partiendo del marco actual" y de lo conseguido durante veinte años de autonomía.

La violencia callejera se incrementó desde la segunda quincena de julio, ETA suspendió su segundo encuentro con el Gobierno, previsto para fines de ese mes, y Egibar señaló después del verano que la tregua de ETA se hallaba "técnicamente en suspenso", algo que en su momento no se entendió. Ni la constitución formal de Udalbiltza (Asamblea de Municipios Vascos) el 18 de ese mismo mes, ni la posterior de la plataforma Batera en pro de los derechos de los presos, ni el giro soberanista aprobado por el PNV en diciembre fueron suficientes para que ETA diera marcha atrás en la decisión que había tomado meses antes.

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