"Creo en el juego limpio"
Cualquier otro en su estado (el de estrella futbolística) ya estaría sacando pecho y postulando los secretos de su éxito. Pero él, nada. Sigue como siempre: extremadamente prudente y humilde, no sea cosa que vaya a ofender a alguien. Por supuesto que en este tránsito hacia la cima futbolística ha madurado mucho, pero si acaso para aferrarse más si cabe a la tierra. A Gaizka Mendieta, de 25 años, no le gusta la fama, pero la acepta con resignación. Detrás de su faz de niño bueno, hay un hombre fortísimo física y mentalmente. Mendieta fue una de las sensaciones del pasado ejercicio y en este arraque de temporada va por el mismo camino.Pregunta. Usted jugó muy mal frente al Hapoel Haifa, como el resto del equipo, y, sin embargo, creó una jugada magnífica de gol, que parece ya ser su sello en cada partido. ¿Cree en los estados de gracia?
Respuesta. No. Los jugadores atravesamos momentos buenos y malos. Ahora estoy en un buen momento porque tengo mucha confianza. Quitando los últimos años con Ranieri y el principio con Héctor Núñez, he pasado bastante tiempo en el banquillo y sin ir convocado. Todo lo que he llegado a conseguir es por la constancia y el trabajo. Si tienes esa tranquilidad y esa constancia, a la larga las cosas suelen venir.
P. ¿Todavía sigue recreándose en el gol que marcó en la Copa del Rey ante el Atlético?
R. Lo recuerdas de vez en cuando porque no tuvimos mucho tiempo de disfrutarlo. Te viene el gol y los momentos bonitos que en entonces no tuvimos tiempo de asimilar. P. ¿Alcanzó la perfección en su juego en aquel partido?
R. Es de lo más completos que me han salido y además tratándose de una final. No me acuerdo si tuve algún fallo, pero seguro que alguno habría.
P. ¿Le cuesta dormirse más la noche antes o la de después de los partidos?
R. La noche de antes no suelo tener problemas; la de después sí, por el cansancio. P. Ha marcado tres modelos de goles que sueñan la mayoría de los futbolistas. Uno de regates zigzagueantes ante el Athletic, otro de voleón ante el Barça y un tercero tras un sombrero de espaldas ante el Atlético, en la final de Copa. ¿Con cuál se queda? R. Cada uno en su forma. El del Camp Nou fue de precisión porque hay que golpear al balón en el sitio justo, en el de San Mamés sobresale la fuerza, y en el de la Copa, la habilidad. Pero son jugadas que tú improvisas. La acción te viene y tienes que darle una salida.
P. ¿Ha imaginado ya el próximo golazo?
R. (Risas) No, eso, si tiene que venir, sale. Es espontáneo.
P. Debutó a los 17 años en Segunda en el Castellón. Le trajo al Valencia a los 18 años Juanjo Rodri [del cuerpo técnico], pero Hiddink no contó con usted y se pasó casi dos años en el filial.
R. Con Héctor Núñez fue con quien tuve más confianza. Jugué mucho con Aragonés y luego también con Ranieri.
P. ¿Y a quién se le ocurrió lo de llevarle al lateral derecho?
R. Empecé a jugar de lateral derecho con la selección, con Goikoetxea y Clemente. Después Parreira también me utilizó allí. En aquel instante había muchos centrocampistas en el Valencia. Casi siempre he jugado en esa posición: con Parreira, con Aragonés y con Valdano. Fue con Ranieri con quien volví al centro del campo, aunque al principio me ponía de central.
P. Se ha hecho muy amigo de Claudio Piojo López. ¿Ha coincidido el nacimiento de su amistad con la explosión futbolística de ambos?
R. No, desde el primer momento nos llevamos muy bien.
P. Por cierto, ¿no ve al Piojo fuera de forma?
R. Es lógico. Estamos en pretemporada. El cuerpo necesita un descanso. Y aun así, no está tan rápido como estaba pero sigue estando muy rápido.
P. ¿En qué posición del centro del campo se halla usted más cómodo?
R. La exigencia de cualquier centrocampista es la misma: tienes que llegar y tienes que cerrar. A mí donde más me gusta es en el centro del campo, bien como pivote o bien un poco ala derecha o a la izquierda.
P. ¿Cuáles son las prioridades en Cúper en ataque?
R. Él quiere que entremos por las bandas, pero sabiendo que tienen dos jugadores que llegan muy rápido desde atrás. Cúper quiere que el grupo se mueva junto, que suba y que baje junto.
P. ¿Cuál es el proceso que convierte a un jugador normal como usted en una estrella?
R. Es el resultado de entrenarte y de practicar las cosas. Si tienes que quedarte un día a tirar faltas, no por eso siempre va a mejorar pero... Por ejemplo, en las faltas me fijaba en cómo le pegaba Pedja Mijatovic, cómo ponía el cuerpo o el pie.
P. ¿Qué prefiere, pasar inadvertido, como hasta hace un año y medio, o ser el centro de todas las miradas?
R. Prefiero estar más tranquilo y que la gente no te diga nada. Pero el jugador tiene que asimilarlo y saber que no hay vuelta de hoja.
P. ¿Ha notado algún amago de soberbia por su parte?
R. Intento que no. Pero cuanto más gente hay, no puedes quedar bien con todos. Si vienen 30 y firmas 20 autógrafos, esos 10 van a pensar que no has querido firmarles. P. ¿Le gusta sentirse líder?
R. No. Lo que me gusta es tener claro lo que eres dentro del equipo y lo importante que eres en tu parcela, en lo que te incumbe. Después hay 10 partes más. En el campo haces un trabajo y tienes una responsabilidad. En el vestuario, somos tres capitanes (Camarasa, Piojo López y yo), y compartimos la responsabilidad.
P. Hizo la Prestación Social Sustitutoria en vez de la mili, le gusta el cine americano independiente y las canciones de Lou Reed y The Doors. ¿Se considera un futbolista raro?
R. (Risas). No. Sí es verdad que tiene una acogida menor que otro tipo de música o de cine, pero no me considero raro. Björklund, por ejemplo, tiene gustos musicales parecidos.
P. ¿Debe un futbolista manifestarse ideológicamente?
R. No debe, porque el fútbol lo sigue mucha gente que piensa de muchas maneras. Un jugador está representando a muchas personas, no a sí mismo.
P. ¿El fútbol le gusta sólo jugarlo, o verlo y jugarlo?
R. Cada vez me gusta más verlo. Hace unos años no lo veía tanto. No era de los que dejaba de hacer cosas si hacían una partido televisado. Pero el jugador tiene que evadirse y para eso está la música, la lectura o los amigos.
P. ¿Y cómo llevas lo de la presión?
R. ¿Qué presión? No considero que tenga ninguna presión. Creo que como jugador debo mantener un nivel, pero no porque nadie me lo exiga, sino porque me lo exigo yo.
P. ¿Llegó a tentarle la oferta del Madrid en junio pasado?
R. Cuando el Valencia entró en la negociación, todo quedó claro. Siempre le he dado la preferencia al Valencia, que no dio opción a que pensara en irme.
P. ¿El mejor jugador de la Liga española?
R. Claudio López. Pero no quiero dar nombres porque alguno se puede molestar.
P. Usted fue subcampeón de España infantil de 1.000 metros obstáculos. Siempre se le ha considerado un futbolista muy físico, pero últimamente se le asoman otras muchas cualidades.
R. Principalmente destaco por la forma física, por supuesto. Últimamente he mejorado mucho técnicamente, aunque me queda mucho por mejorar.
P. ¿Cuántas veces ha sido expulsado?
R. Una, en la final de Copa en Madrid [ante el Deportivo en 1995], recibí una amarilla y en la reanudación que faltaban 15 minutos, otra amarilla. En el mismo partido, pero en dos entregas.
P. ¿Y por qué es tan poco amonestado; por ser un jugador blando y sin carácter?
R. No soy blando. Siempre intento entrar fuerte, pero al balón, nunca busco hacer daño. Creo en el jugo limpio. Me gusta la filosofía británica del fútbol: entrar fuerte pero noblemente, aunque sin llegar al extremo de caer en el área y decirle al árbitro que no ha sido penalti.
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