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Entrevista:

SERGIO MAKAROFF CANTANTE "La solemnidad siempre me parece ridícula"

Adora pasear en bicicletas y los alfajores marplatenses, odia planchar y no soporta a los astrólogos del corazón. Éstas son las credenciales de Sergio Makaroff, argentino afincado en España desde hace ya 20 años, quien representa una de las caras más amables del pop de habla hispana. Tras colaborar con músicos de la talla de Marcelo Fuentes, Pedro Barceló, Chavoli o Tito Dávila, aquel "hombre feo" que se declaraba en clave de bossa, rock, calipso y milonga vuelve a la carga con un nuevo disco, Rico y famoso. Pregunta. ¿Qué será de Sergio Makaroff cuando sea rico y famoso? Respuesta. Me convertiré en un ser repugnante, antipático, indeseable, muy creído, con muchos humos en la cabeza... un verdadero desastre. Os recomiendo que aprovechéis ahora, que aún tengo resquicios de humildad y humanidad. P. ¿Con quién habrá de saldar entonces sus deudas? R. ¿De venganzas? P. Más bien deudas positivas. R. Tengo algunas deudas de dinero (risas), pero ésas las estoy pagando. En cuanto a las otras, sinceramente, no siento que le deba nada a nadie de una manera acuciante. Digamos que, entre todos mis horribles defectos, no figura el ser desagradecido, pero la gente hacia la que siento una gratitud será la misma que ahora. Sólo que, en vez de invitarles a una bolsa de pipas, cuando sea asquerosamente rico, podré regalarles un Jaguar metalizado. P. Hasta ese momento, ¿cuáles son sus metas profesionales? R. No quiero llegar a ningún sitio, o mejor dicho, ya he llegado. Me gusta exactamente lo que estoy haciendo, como aquella plegaria de "Virgencita, que me quede como estoy". Mis grandes ambiciones ya están satisfechas: vivir de la música, tener amigos, salud, una buena guitarra, libros... No tengo metas espectaculares. En materia de bicicletas, ahora tengo una que es una bicicleta de triunfador, una Canon de aluminio ultra-chachi-piruli con todo lo más moderno. Me he tratado bien, porque me lo merezco. P. ¿Qué cree que han aportado músicos rioplatenses como Drexler, Ariel Rot, Fito Páez, Calamaro o usted mismo al pop español? R. Convicción y poca cosa sustancial más. Más gente que hace lo mismo, con una visión ligeramente distinta, como si vinieran muchos peruanos, muchos paraguayos, muchos brasileños... P. Algunos piensan que llegaron cuando el pop español parecía anquilosado. R. Eso está bien. No quería decirlo, pero escríbalo en letras de imprenta... P. ¿Tomarse la música con humor es un modo de desacralizarla? R. No creas que lo que hago tiene un fin especial. Cuando no estoy componiendo canciones soy igual de bromista, es mi forma de ser. Era así en el colegio, los profesores me regañaban porque iba de chistoso por la vida. La solemnidad me parece ridícula, y yo siempre huyo del ridículo.

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