Cartas al director

Paz e impunidad

Sigo atentamente lo relacionado con el dictador Pinochet desde que la audacia y firmeza del juez Baltasar Garzón le mantuviera detenido en Londres, y confieso sentir una cierta satisfacción al comprobar que tarde o temprano todo el mundo paga por el sufrimiento que ha ocasionado.La historia de mi hermana, Marianne Erize Tisseau, es la de miles de seres humanos que se vieron privados de sus derechos, de su dignidad, de incluso su vida a manos de los secuaces "soldados" de un dictador que pretende gobernar impúnemente, eliminando a todo aquel que no piensa de igual modo. Este tipo de hombres...

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Sigo atentamente lo relacionado con el dictador Pinochet desde que la audacia y firmeza del juez Baltasar Garzón le mantuviera detenido en Londres, y confieso sentir una cierta satisfacción al comprobar que tarde o temprano todo el mundo paga por el sufrimiento que ha ocasionado.La historia de mi hermana, Marianne Erize Tisseau, es la de miles de seres humanos que se vieron privados de sus derechos, de su dignidad, de incluso su vida a manos de los secuaces "soldados" de un dictador que pretende gobernar impúnemente, eliminando a todo aquel que no piensa de igual modo. Este tipo de hombres parecen olvidar que precisamente lo que nos diferencia de los animales es esa "capacidad de pensar".

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A mi hermana se la llevaron el 15 de octubre de 1976 en San Juan, Argentina. Después de ser violada y torturada, murió dejando un vacío en nuestros corazones que ya nada puede llenar. Su condición de ciudadana franco-argentina nos dio el privilegio de contar con un abogado propuesto por el Gobierno francés (único país que hasta ahora se había movilizado en favor de sus ciudadanos desaparecidos en estos países suramericanos).

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Gracias a ello pudimos saber la verdad, reconstruir la historia, y puede que reclamar justicia... Pero ¿qué hay de los miles de familiares que no tienen quien les escuche, quien luche por ellos, quien les ayude a saber qué pasó con sus desaparecidos, quien, en definitiva, pida en su nombre que se haga justicia?

Creo en la justicia divina. A Pinochet, a Videla, a Milosevic y a todo gobernante que en lo largo y ancho de nuestro planeta ha masacrado las libertades inherentes a nuestra condición de seres humanos, ¡ya les llegará su hora! Es una ley cósmica... Y hoy compruebo que la justicia divina se vale de individuos (humanos realmente) como los jueces Garzón o García- Castellón, que sin miedo enarbolan la bandera de la justicia humana sin ánimos de venganza ni odio en las venas, sino con la serenidad de aquel que se sabe "responsable" de devolver la esperanza a los oprimidos. ¡Que Dios les bendiga!-

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