LIBER 98

Los editores brasileños quieren conquistar el mercado latinoamericano a través de España

Brasil intenta cambiar su imagen en el mundo de país de samba, mulatas, fútbol y carnaval

La industria cultural brasileña movió 300.000 millones de pesetas en 1997, publicó alrededor de 50.000 títulos y vendió cerca de 382 millones de ejemplares. Brasil tiene 160 millones de habitantes, la mitad de ellos -80 millones- en edad escolar. Su literatura es rica y variada, y cuenta con escritores como Machado de Assís, Clarice Lispector, Jorge Amado, Rubem Fonseca o Nélida Piñón, pero esto no impide que el gigante suramericano se sienta desesperadamente aislado, rodeado de países de habla hispana y a millones de kilómetros de distancia, física y psíquica, de Portugal, la madre patria....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La industria cultural brasileña movió 300.000 millones de pesetas en 1997, publicó alrededor de 50.000 títulos y vendió cerca de 382 millones de ejemplares. Brasil tiene 160 millones de habitantes, la mitad de ellos -80 millones- en edad escolar. Su literatura es rica y variada, y cuenta con escritores como Machado de Assís, Clarice Lispector, Jorge Amado, Rubem Fonseca o Nélida Piñón, pero esto no impide que el gigante suramericano se sienta desesperadamente aislado, rodeado de países de habla hispana y a millones de kilómetros de distancia, física y psíquica, de Portugal, la madre patria.

Más información

"Nadie sabe que existimos", comenta con tristeza el narrador José Jacinto Veiga. "Es duro ser menos del 1% en el mundo", ha declarado al diario A Jornal do Brasil la profesora Walnice Nogueira Galvao, que ha pasado cinco años dando clases en Francia y Alemania. "Brasil no tiene interés en vender sus libros al extranjero", asegura el veterano Autran Dourado. Casi todos admiten que se sienten culturalmente aislados, aunque Nélida Piñón, más conciliadora, afirma que los escritores brasileños quieren ser epicéntricos, pero aún siguen siendo periféricos. Muchos tienen vocación de crustáceos. Reconocen la realidad cultural de Europa, pero no la ambicionan. No buscan la gloria fuera de Brasil".El Gobierno brasileño parece no ser ajeno a las voces que reclaman atravesar fronteras. Desde hace unos años lucha con ahínco por romper el cerco en el que editores y escritores se sienten encerrados: viajaron a la Feria del Libro de Francfort, al Salón del Libro de París, a la Feria del Libro Infantil de Bolonia (Italia), y este año ha repetido con España. En 1997 fueron invitados al Liber, en Madrid, pero se armó tal bronca entre los editores españoles y la Administración por el precio fijo de los libros que los brasileños desaparecieron del mapa. Se fueron de España desilusionados pero con humor. "Sentimos a partes iguales fracaso y familiaridad: los españoles pueden ser tan desordenados como nosotros", afirma Eduardo Portella, presidente de la Fundación Biblioteca Nacional. "Hemos vuelto al Liber por decisión propia, porque hemos sabido superar el accidente madrileño. Esperamos que los resultados de Barcelona sean mejores.

Reconciliación

Los españoles también deseaban la reconciliación, no en vano Brasil fue el pasado año el primer país importador, con un volumen de 9.511 millones de pesetas (un 52,27% más que en 1996). El grueso de la exportación española al país suramericano consiste en libros impresos en España en brasileño. "La edición en España es mucho más barata que en Brasil", explica Elmer Correa Barbosa, director del Instituto Nacional del Libro brasileño.

Para Sergio Machado, editor de la potente Record, "con Francfort 94 hubo una grave equivocación: se exportó música, samba, fútbol, cine y carnavales, no hubo libros. París 97 fue mucho mejor, ya no hubo mulatas como única marca nacional: sólo libros". La experiencia es un grado. Los brasileños han viajado al Liber con más modestia que a París (en la capital francesa se concentraron más de cuarenta autores), pero con propuestas y objetivos concretos: han traído siete pequeñas bibliotecas básicas de 250 títulos de autores brasileños que se instalarán en otros tantos centros universitarios, y están en la recta final de la entrega de 15 bolsas dotadas con 5.000 dólares para la traducción de obras brasileñas. Primará por encima de todo la calidad, manifestó Portella. Las editoriales que hayan adquirido los derechos de libros brasileños tienen tiempo hasta el próximo 30 de octubre para presentar sus solicitudes, que serán estudiadas por una comisión. El fallo se dará a conocer en enero.

Por encima de todo, el principal objetivo brasileño en Liber es darse a conocer en España para dar el salto a América Latina, según Correa Barbosa. "Es el medio para llegar al público latinoamericano. Para ir a Buenos Aires tienes que pasar por Madrid o Barcelona", dice Portella. Se percibe también una política extraeditorial, que Correa barbosa define como la "marca Brasil": cambiar la imagen que tiene en el mundo de país exotico. El poeta Armando Freitas Filho se muestra crítico con la política cultural del Gobierno: "Si hay una marca brasileña llegará por otros caminos que no sean los institucionales", aunque admite: "Hay un Brasil explosivo de mulatas, fútbol y carnaval y otro Brasil, desconocido, que reflexiona". También crítico, el poeta José Ferreira Gullar reconoce que ya es hora de que cambie la imagen de su país. "No creo en esas promociones ni en las ferias. Sólo atraen a la televisión y a las estrellas del pop, pero a todos nos preocupa que sólo aparezca Brasil como un país de salvajes en el que no se respetan los derechos humanos".

Portugal, tan lejos

Hay coincidencia general entre editores y escritores en que todos los caminos llevan a España y ninguno a Portugal. "Portugal tiene un total desinterés por los autores brasileños, y viceversa", dijo J.J. Veiga. Para el dibujante Ziraldo, "el mapa del mundo es Europa". "Y la cultura europea no nos llega a través de Portugal. Todo el mundo sabe quién es Cervantes, nadie sabe quién es Camoens".

Ziraldo cita un ejemplo: de su popular libro O menino maluquinho ha vendido en Brasil un millón y medio de ejemplares, y en Portugal, apenas mil. El director de la Academia Brasileña, Arnaldo Niskier, va aún más lejos, y considera que se entienden mejor con la española que con la portuguesa. La Academia Brasileña acaba de sacar un nuevo vocabulario ortográfico con 6.000 nuevas palabras, sobre todo referentes a informática y nuevas tecnologías, y prepara un nuevo Diccionario, que no se había actualizado desde 1986, para el próximo año. "El brasileño es mucho más abierto a la evolución lingüística, y el portugués de Portugal es mucho más burocrático", señaló Veiga.

"Para Portugal somos como un hijo que no tiene méritos propios", señala Nélida Piñón.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En