Los tribunales franceses suspenden la comercialización del maíz transgénico

Greenpeace había denunciado la autorización por falta de garantías para la salud

El Consejo de Estado francés (equivalente a un máximo tribunal en materia contencioso-administrativa), ordenó ayer que se suspendiera la comercialización en Francia de maíz en el caso de que alguno de sus genes haya sido modificado. Para este organismo, de consulta obligatoria por el Gobierno en todo lo que se refiere a leyes y decretos, "parece preferible, a título conservador, impedir la ejecución de una orden del Ministerio de Agricultura del 5 de febrero de 1997", que autorizaba a la firma Novartis el cultivo y comercialización de tres variedades de maíz transgénico.

El consumo huma...

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El Consejo de Estado francés (equivalente a un máximo tribunal en materia contencioso-administrativa), ordenó ayer que se suspendiera la comercialización en Francia de maíz en el caso de que alguno de sus genes haya sido modificado. Para este organismo, de consulta obligatoria por el Gobierno en todo lo que se refiere a leyes y decretos, "parece preferible, a título conservador, impedir la ejecución de una orden del Ministerio de Agricultura del 5 de febrero de 1997", que autorizaba a la firma Novartis el cultivo y comercialización de tres variedades de maíz transgénico.

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El consumo humano de maíz en Francia es poco importante, y la producción tampoco alcanza grandes magnitudes (unos 12.000 millones de toneladas), mucho menos que México, Brasil, China o EE UU (que cosecha 190.000 millones); pero la mayor parte se destina a la exportación;Por su parte, España y Portugal importan dos millones de toneladas al año de maíz (con partidas transgénicas) de EEUU, debido a las cuotas que este país consiguió tras la incorporación de los primeros a la UE. Ayer mismo, la Comisión Técnica de Bioseguridad brasileña autorizó -por 13 votos contra uno- a la firma Monsanto la producción de soja transgénica.

Para los ecologistas, la decisión del tribunal francés supone una gran victoria. "Es una victoria para todos aquellos que creemos", dijo Yves Cochet, -verde y vicepresidente de la Asamblea Nacional-, "que es posible seguir cultivando y alimentar igualmente bien a los europeos sin necesidad de recurrir a organismos genéticamente modificados".

La decisión del Consejo de Estado es provisional, en espera del juicio definitivo sobre la cuestión, que deberá celebrarse a principios de diciembre.

"Ha triunfado el principio de precaución" señalaba el abogado de Greenpeace, para quien es muy positivo que "no se autorice la distribución en el mercado de ningún producto mientras subsistan dudas respecto a su inocuidad para la salud y el medio ambiente".

Alimentación animal

El maíz transgénico que comercializa la multinacional suiza Novartis destinado a la alimentación animal ha recibido un gen que le permite inmunizarse contra la plaga del taladro (un insecto) que daña al aparto digestivo de los animales que lo ingieren.Para un portavoz de la Asociación de Productores de Maíz cabe preguntarse si "a partir de ese mismo principio de precaución, se autoriza a escoger entre respirar o no hacerlo, puesto que subsisten dudas sobre la calidad del aire". El actual ejecutivo de "izquierda plural" también ha autorizado el cultivo de otro maíz transgénico inmune a los herbicidas, y respaldaba a través de un comisario gubernamental la conveniencia de dar luz verde definitiva a Novartis.

El Consejo de Estado ha exigido para ello que exista una sentencia firme, desestimando también el punto de vista de la Oficina Parlamentaria de Decisiones Científicas y Tecnológicas, que solo había suspendido la autorización del cultivo de colza transgénica.

El Ministerio de Agricultura francés ha considerado que el Consejo de Estado no se ha pronunciado sobre los argumentos de fondo.

Francia, como España, autorizó en noviembre de 1997 el cultivo de maíz transgénico poco después de que lo hiciera la Unión Europea, que ha dado ya su visto bueno a cuatro variedades. La primera cosecha tenía que recogerse dentro de pocos días. Se trataba de 20.000 toneladas producidas por 2.000 hectáreas propiedad de Novartis. Para Greenpeace, este maíz no es seguro; no sólo porque ha recibido un gen capaz de sobrevivir al taladro, sino porque también ha recibido otro gen que resiste a la ampicilina.

Cadena alimentaria

"Ahora el Gobierno tiene que asegurar que el maíz de Novartis será retirado inmediatamente de los campos para impedir que se incorpore a la cadena alimentaria" ha dicho Greenpeace. Por su parte la firma productora de este maíz, destinado a servir de pienso animal "lamenta la opción tomada por el Consejo de Estado" pero sigue confiando en sus argumentos, "que se revelarán válidos cuando sean examinados por el tribunal".

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