Lorenzo Sanz desafía a la UEFA en la asamblea de socios del Madrid

Lorenzo Sanz desafió a la UEFA en la intervencción que realizó ayer en la asamblea de socios compromisarios del Real Madrid. "Con su actitud lo que van a conseguir de momento es que vayamos a las reuniones de la Superliga Europea a las que antes no íbamos. Se van a arrepentir". Sanz criticó al organismo por su dureza a la hora de juzgar los incidentes de la portería del Bernabéu y por su obstinación en no permitir que el partido del próximo miércoles contra el Inter de Milán no se juegue en su estadio.El presidente del Madrid realizó una intervención triunfalista de la gestión deportiva de la junta en el último año. En la sala ocupó un puesto de honor la séptima Copa de Europa. "Hace tres años me hice cargo del club con un proyecto de equipo agotado y primero ganamos la Liga de las Estrellas y ahora aquí tenemos esta copa".

Sanz tocó algunos temas deportivos. Así explicó que en el club se habían recibido ofertas por seis jugadores "pero no quisimos venderlos". También habló de la destitución de Jupp Heynckes -"Perdió el control del vestuario"-. También reconoció que los entrenadores se habían convertido en su "asignatura pendiente" como presidente del Real Madrid.

El ejercicio económico del año pasado fue aprobado con una aplastante mayoría. De los 1.000 asistentes a la sesión sólo 16 votaron en contra y 22 se abstuvieron. El presupuesto del próximo año (18.400 millones) también contó con un apoyo mayoritario.

Una gran parte de las intervenciones de los socios compromisarios giraron alrededor de los problemas que sufrieron los aficionados que se desplazaron a Amsterdam para presenciar la final de la Copa de Europa -"nos trataron como ganado"-. También hubo protestas contra el trabajo de la gerencia en el reparto de las entradas. Como también los problemas suscitados con los cambios de abonos consecuencia de la redución del aforo del Bernabéu.

Pero el momento de más tensión en la asamblea se produjo cuando el directivo Marcelino Alonso hizo un gesto a una azafata que iba a repartir a la junta unos sobres con quejas de los socios. Los presentes entendieron que se trata de un menosprecio del directivo, que resultó abucheado.