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TOUR 98

La rebelión de los "sin dorsal"

Pantani, a lo Gandhi, encabeza una protesta pacífica de más de seis horas

Con la voz clara y grave, Pantani habló: "El pelotón dice no. Queremos una garantía del Tour y de la policía de que seremos tratados como deportistas y no como delincuentes". Eran las 14.45 horas del día, uno más del turbulento 98, que nunca olvidará el Tour, el día que certificó su defunción. Cuando habla, Pantani está rodeado de corredores con los pies en el suelo, algunos ya están sentados en el asfalto. Es el kilómetro 32 de la 17ª etapa. Los corredores están parados a la entrada de Annecy, en el lugar en el que si todo hubiera sido normal se habría disputado el primer sprint especial del día. Hace hora y media que han tomado la salida en Albertville y han recorrido los primeros kilómetros a 20 por hora. Hora y media en la que su cólera, apenas visible en la salida, se ha ido encendiendo. La noche anterior seis ciclistas del TVM habían sido devueltos al hotel por la policía a casi las doce de la noche después de que les hubieran hecho análisis de sangre, cabello y orina en un hospital. Los corredores de los otros 19 equipos del Tour dormían ya por entonces. Pocos se enteraron de lo que les había ocurrido a sus compañeros.

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Impotentes ante la justicia

Desunión total

En la salida, caras largas y serias en los ciclistas y sus directores. También, sentimiento de impotencia. "No se puede hacer nada", decía Luc Leblanc, uno de los héroes de la revuelta frustrada de Tarascón. "Después de aquel fracaso, la desunión es total entre nosotros. No podemos hacer nada". Jalabert, el líder de aquella acción heroica, era más pesimista: "Nadie piensa en nosotros excepto la policía". Mientras Jalabert busca a Utschakov, uno de los del TVM, para que le cuente lo que pasó, todo el mundo pregunta por Pantani. Cualquier acción que decidiera el maillot amarillo sería secundada por todos, se pensaba. Pero El Pirata no sale de su roulotte. Casi una hora está en el interior mientras el mundo se agolpaba a su puerta. Sale con el tiempo justo para firmar el control y hacer unas declaraciones, banales a la luz de lo que pasó después y lo que seguirá pasando, sobre su ataque a Ullrich en el Galibier. "No, no hablo del asunto del TVM hasta que no me haya informado bien de lo que ha pasado".En los primeros kilómetros de la etapa tuvo tiempo. Fue una asamblea sobre ruedas que hace que la ira crezca y que a todos les parezca inevitable pasar a la acción. En el kilómetro 32 Riis, el primero que hizo de esquirol en Tarascón, asume la representación del pelotón y se adelanta para hablar con Jean Marie Leblanc, el director del Tour, por la ventanilla de su coche. El pelotón les sigue hasta que Jalabert, en la primera fila, ordena pararse a todos. La asamblea continúa en el suelo. Pantani sigue hablando: "Estoy triste porque éstos eran mis días de gloria. Tanta gente en la cuneta gritando Marco... Eso es bello y estoy triste por no poder disfrutarlo". No hay unión en el pelotón. A las 15.03 Jean Marie Leblanc habla a los corredores: "Os pido, mis amigos los corredores, que volváis a la carrera. Yo os prometo que haré algo. Hablaré con quien haga falta para que los interrogatorios de esta noche se desarrollen de una forma discreta y en los hoteles de los equipos, no en comisaría". Así, de esa manera, Leblanc confirma los rumores que han perseguido a los corredores: seguirá la acción policial dentro de la investigación de los jueces de Lille y Reims por los casos Festina y TVM. A regañadientes, encabezado otra vez por Riis, el pelotón se pone en marcha. Son las 15.07. Pero no los 134 corredores que habían salido. Faltan ocho, los del ONCE-Deutsche Bank. Jalabert se ha quedado en el coche de su director y sus compañeros le secundan.

Pantani sigue, pero, es el hombre de los símbolos, decide arrancarse el dorsal. "Corremos, hacemos la etapa, por el público", dice, "pero sin dorsal". Oficialmente la etapa está anulada. No habrá clasificaciones. "Es un gesto de solidaridad", dice Luc Leblanc, que poco después se retirará en solitario, sin ser secundado por sus compañeros del Polti. 40 minutos después, la policía bloquea a los periodistas que siguen la etapa para permitir nuevas negociaciones en la intimidad. Riis vuelve a acercarse al coche de Leblanc. Hablan durante ocho minutos. Están en el kilómetro 46. Después de hablar, Riis para a sus compañeros y les dice que Leblanc ha ratificado sus garantías. Discute agriamente con Luc Leblanc, que no se fía de nada. Pantani se queda a cola de pelotón y cuando el grupo vuelve a arrancar, 18 minutos después, El Pirata duda, se retrasa con los 45 más irreductibles. Finalmente se pone en marcha. Poco después se retiran el Banesto (seis corredores) y el Riso Scotti (tres). Los 117 ciclistas que quedan superan los dos puertos de primera agarrándose a las motos de los fotógrafos y a los coches de los equipos. Los espectadores en las cimas están divididos. Algunos aplauden a los corredores, otros les empujan e intentan evitar que continúen.

A las 19.30, seis horas y cuarto después de haber salido, los corredores terminan de recorrer el kilómetro 149 de la etapa y cruzan la meta de Aix les Bains. Simbólicamente, los del TVM unen sus manos en cabeza; otros aplauden al público. Simbólicamente, Pantani, Massi (líder de la montaña) y Zabel (regularidad) suben al podio. Fuera de las barreras del espacio geográfico del Tour les espera la realidad: la policía ha tomado los hoteles de varios equipos. Les esperan registros e interrogatorios. ¿Sobrevivirá el Tour?

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