Hasta el cementerio

Garcíez saltó a la fama en marzo de 1981. Los marqueses de Viana habían vendido el pueblo tres años antes al joyero cordobés José Luis Requena, y ahora Requena estaba empezando a revender algunas parcelas a compradores foráneos. Los olivareros habían apreciado mucho al fallecido marqués, Fausto Saavedra, a quien salían a recibir con vítores y guirnaldas en las pocas ocasiones en. que visitaba el pueblo. Pero las transacciones del joyero no les hicieron la menor gracia.Cada vez que Requena traía algún comprador potencial, los vecinos cercaban el coche del cliente y le sugerían la posibilidad de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Garcíez saltó a la fama en marzo de 1981. Los marqueses de Viana habían vendido el pueblo tres años antes al joyero cordobés José Luis Requena, y ahora Requena estaba empezando a revender algunas parcelas a compradores foráneos. Los olivareros habían apreciado mucho al fallecido marqués, Fausto Saavedra, a quien salían a recibir con vítores y guirnaldas en las pocas ocasiones en. que visitaba el pueblo. Pero las transacciones del joyero no les hicieron la menor gracia.Cada vez que Requena traía algún comprador potencial, los vecinos cercaban el coche del cliente y le sugerían la posibilidad de abandonar el pueblo y no volver a asomar la nariz por allí durante el resto de su existencia. El entonces alcalde, Andrés Fuentes León, resumió así la situación: "Ese Requena hubiera vendido hasta el cementerio, de haber encontrado un comprador". Finalmente, los compradores fueron los propios vecinos.

Más información

Archivado En