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Nochevieja lunar

La comunidad india celebra su festividad del Año Nuevo en un hotel madrileño

El sábado por la noche, el hotel Meliá Castilla se convirtió en un santuario parecido al Taj Mahal: 470 indios acudieron al hotel para dar la bienvenida al Año Nuevo Lunar. Era el Diwali (fiesta de las luces). Los primeros en llegar fueron los dirigentes de la Asociación India de Madrid, creada hace 20 años. Después, poco a poco fueron desfilando las familias indias ante los ojos expectantes de los huéspedes del hotel. Ellas, con saris (vestidos largos indios) de un solo color: rojos, verdes, amarillos, azules, blancos, naranjas, todos con brillantes. Ellos, de traje y corbata, y también los niños."Happy Diwali", decían para desear feliz año, mientras se saludan con dos besos y grandes sonrisas Leena Karnani, de 22 años, que vino de Gibraltar ex profeso para la fiesta; lucía un vestido azul comprado en la India, donde rondan las 300.000 pesetas, aunque los hay por 100.000. "Tiques para el sorteo", interrumpe un niño de grandes ojos negros ofreciendo boletos para la rifa de un viaje a su país.

Después, para la cena, pasaron a otro salón, lleno de hombres y princesas de las mil y una noches, que rondaban sin parar hasta encontrar sitio, mientras dos bailarinas danzaban intentando animar la reunión.

El precio de la entrada a la fiesta, 7.500 pesetas cada invitación, tuvo un efecto disuasorio para que pudieran acudir todos los indios que residen en la ciudad (hay unos 700 en Madrid y 9.000 en toda España). Algunos de los asistentes, además, no disimularon su decepción al ver el menú.

"Pero si esto no es comida india", se quejaba un joven nativo a su novia española al comprobar que el plato central era una especialidad levantina de fama internacional: la paella. La única condescendencia fue para los vegetarianos: paella huertana y espinacas, para ellos, y paella valenciana y revuelto de setas con gambas, para los no vegetarianos.

Una vez acomodados se empezaron a servir las paellas en medio de una lluvia de los flases de las cámaras de fotos para el recuerdo. De postre, helado, café y copa de vino. Después de la larga cena tocaba el baile hasta las tantas de la madrugada y también esperar otro año para la fiesta india más concurrida de todas las que se celebran en Madrid.

En la India, un país con 1.000 millones de habitantes (la mitad de ellos, pobres), muchos no podrían permitirse un festejo como éste. Pero casi todos los que viven en España son comerciantes y suelen dar dinero a la Asociación India para gastos. "Para este Año Nuevo os deseo un futuro próspero a todos", pudo decir el embajador de la India, entre el jaleo de los concurrentes, al final del discurso que dirigió a sus compatriotas en inglés.

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