El Barça sigue la persecución

Parecía una jornada propicia para que el Madrid echara el telón. Porque viajaba a Logroño y el BarÇa rendía visita a un Atlético que le tiene ganas. El Madrid cumplió y el BarÇa, a lomos de Ronaldo, que marcó tres tantos, también. Aprovecharon los de Robson, en un partido tan pródigo en goles como se esperaba, el impresionante desquicie que vive su rival desde que cayera en la Copa y la Liga de Campeones. Se quedó con nueve el Atlético y le dijo definitivamente adiós a la segunda plaza. Le queda la UEFA. El problema es que ese premio no para de acumular pretendientes.El Betis encabeza el grupo de aspirantes. Consiguió, en el descuento, mantener el sueño de la Liga de Campeones. El Athletic vio mermadas sus posibilidades en beneficio del Valladolid, el Tenerife y el Valencia, que se resisten a verse descolgados. Seis equipos se mueven en un margen de nueve puntos. Y hay tres plazas en juego, dado que la ventaja del Betis y el Deportivo se antoja demoledora. El Valladolid, que ganó en Gijón, se ha hecho con un sitio de privilegio en tan enconada lucha. No falló el Madrid, pese a que Capello temía las dimensiones del estadio del Logroñés, pequeño y con la hierba alta, de esos que hacen daño a los equipos que gustan del toque. Pero el Madrid acostumbra a llegar al triunfo por vías bien alejadas del espectáculo. Algo que se antoja lógico en ocasiones como la de ayer, y en campos así, en los que la practicidad es, más que nunca, una virtud. Ninguno de los tres de arriba se tambaleó, pero el cuadro blanco es, cada triunfo que suma y cada día que pasa, más líder.

Las diatribas de Caneda no hacen mella en el Compostela de Fernando Vázquez, que se aleja a toda velocidad del pozo. También el Zaragoza y el Rayo, que venció de nuevo a domicilio, en Santander, cogen aire. Lágrimas, y muchas, vierten el Hércules, el Logroñés y el Sevilla, que ven cómo la orilla de la salvación se aleja a siete puntos. En Sevilla la lógica desesperación se ha traducido en violencia. La policía tuvo que cargar contra un grupo de aficionados que decidieron culpar del desastre a los seguidores del Extremadura, tan felices ellos. Les apedrearon.