Roca, en el aire

F. ARROYO, El candidato por Convergéncia i Unió Miquel Roca es capaz, a veces, de suspirar y evocar y hasta confesarse, dentro de un límite. Eso ocurrió el jueves por la noche, casi a la hora de las brujas, mientras volaba hacia París para entrevistarse con la ministra de Asuntos Sociales francesa, Simonne Veil.

Primero recordó la excitación intelectual que le producía su trabajo de jurista. Una excitación que, dijo, nunca ha tenido la misma intensidad en su tarea de político. "En el Parlamento", lamentaba, "puedes ser brillante e incluso convencer. Luego viene la aritmética y pierdes. Ante un tribunal, si lo convences, ganas. Y eso es fantástico".

Metidos en la historia, Roca recordó algún momento de su pasado familiar:

Unos años antes, en julio de 1936; exactamente una semana después de la sublevación del general Franco. En Barcelona, la rebelión es abortada y los dirigentes de la derecha empiezan a ser perseguidos. Ese día, dos milicianos llaman a la puerta de su abuelo materno, Miquel Junyent, dirigente tradicionalista fallecido el día antes:

-¿Miquel Junyent?

-Ha muerto -responde la hija.

- Queremos verlo.

Pasan y llegan hasta la sala en que se halla el féretro. Ahí, uno de los hombres le da un codazo al otro y le susurra:

-Te lo dije, teníamos que haber venido ayer.

Roca añade: "Parte de nuestra historia se comprende mejor si se cuenta esta anécdota y se recuerda que toda mi familia siguió siendo fiel a la República".