Polémica sobre la represión franquista entre Arrabal y José Prat en el curso de El Escorial

Fernández de la Mora dice que el general no fue "un conspirador"

El tema de la represión en el régimen franquista desató ayer una fuerte polémica, en el curso sobre Franco que celebra la Universidad Complutense, entre el dramaturgo Fernando Arrabal y el histórico socialista José Prat. En el debate intervino también el presidente de CCOO, Marcelino Camacho. Por la mañana, Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Franco, rechazó para el general el calificativo de "conspirador".

El dramaturgo Fernando Arrabal aprovechó ayer su comparecencia en una mesa redonda sobre la oposición al franquismo para "contar mentiras" acerca del papel que jugaron los inte...

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El tema de la represión en el régimen franquista desató ayer una fuerte polémica, en el curso sobre Franco que celebra la Universidad Complutense, entre el dramaturgo Fernando Arrabal y el histórico socialista José Prat. En el debate intervino también el presidente de CCOO, Marcelino Camacho. Por la mañana, Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Franco, rechazó para el general el calificativo de "conspirador".

El dramaturgo Fernando Arrabal aprovechó ayer su comparecencia en una mesa redonda sobre la oposición al franquismo para "contar mentiras" acerca del papel que jugaron los intelectuales en el movimiento de resistencia a la dictadura. Arrabal, que compartió mesa con el presidente de CC OO, Marcelino Camacho, y con el socialista José Prat, consumió una breve intervención que comenzó cantando Vamos a contar mentiras: "La valiente oposición logró que Franco no se muriese en la cama; la oposición microscópica y heroica no estaba lastrada por algo mucho peor que el franquismo: por el comunismo". Eso fue sólo el principio de una serie de discusiones que se prolongaron durante más de tres horas y en las que hubo intervenciones vehementes del público.Arrabal, que participó junto a Prat y Camacho en la segunda jornada del curso sobre Franco en la Universidad de Verano de El Escorial, mantuvo una agria polémica con José Prat acerca de si la represión en la España franquista fue la "peor de la historia del mundo", como defendía Prat, o si, como recalcaba el dramaturgo, fue superada en todos los órdenes por la ejercida por los comunistas en cuantos países han gobernado. La discusión subió de tono por momentos. "Tenga usted la dignidad de callarse, caballero, porque usted pertenece a un partido que como todos los de España están manchados de sangre", llegó a gritar en un momento Arrabal.

La represión se convirtió en la protagonista de la sesión, y menudearon las discusiones entre el público en las que volvieron a salir, como fantasmas del pasado, checas republicanas y campos de concentración franquistas. "Que nadie venga a medir quién mató rnás", terció Arrabal, e insistió en la resporisabilidad de los partidos en la represión, lo que dio lugar a airadas protestas de los otros dos participantes. La discusión, que discurrió por derroteros como la crisis de la izquierda, se centró sólo marginalmente en la época franquista. Arrabal, haciendo gala en todo momento de un anticomunismo visceral, dijo parafraseando a los que elogian a la revolución cubana, que Franco triunfó en su plan de alfabetización al conseguir implantar en Espa a la Seguridad Social y convertix al país en la novena potencia industrial del mundo. Se refirió a un "terrible huracán que sacudió Europa en 1976, desde Portugal a Noruega" y que era, dijo, "el viento que formaban mis colegas cambiando apresuradamente de chaqueta". "Fuimos muy poquito opositores, de los que pisan la cola del león cuando ya esta muerto", añadió.

Acuerdos con EE UU

En un plano más académico, José Prat, con una larga experiencia en el exilio, reflejó los trabajos para intentar asegurar la subsistencia de los españoles que tuvieron que salir del país al término de la guerra civil, y relató cómo a partir de la consolidación de la guerraftía y de los acuerdos de Franco con Estados Unidos en 1953 se rorripen todas las expectativas de solución fraguadas durante años.Marcelino, Camacho, más de 13 años pasados en cárceles y campos de concentración, afirmó que sólo el compromiso de toda la sociedad española pudo hacer que la dictadura se superase sin traumas. "Ni todo estaba atado y bien atado como querían los franquistas, ni hubo una ruptura como queríamos los de la oposición. Lo que sí hubo es un proceso constituyente".

En la sesión de la mañana, se dijo que Franco ayudó decisivamente a sentar las bases de una transición política pacífica y opuso una fuerte resistencia pasiva, primero, a tomar parte en la sublevación militar de 1936 y, después, a asumir la jefatura del nuevo Estado y de la guerra. La primera de estas conclusiones la expuso José María García Escudero, general del cuerpo jurídico del Ejército y director general de Cine en el Ministerio de Información de Manuel Fraga. La segunda fue de Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas desde 1970 a 1974, quién dijo que Franco "no rompió la legalidad vigente ni era un conspirador".

García Escudero pidió una revisión de las teorías que califican a Franco de dictador y dijo que el régimen "si para fascismo se quedó corto, para dictadura resultó demasiado". Según el ex, director general de Cine, "el milagro de la transición fue el milagro de Franco". Para el conferenciante, los aperturistas del régimen y no la oposición socialista o comunista fueron la clave de la posterior transformación.

¿Pudo hacer Franco el proceso 10 años antes? En opinión de José María García Escudero se perdió una oportunidad de oro. Franco se tomó su tiempo: no podía concebir su régimen como un paréntesis en la historia de España, y para él la monarquía de don Juan Carlos iba a ser una pieza concebida dentro del sistema institucional del régimen.

El ex ministro Gonzalo Fernández de la Mora, una de las figuras de más fuerte proyección intelectual en el franquismo, intentó demostrar con datos y fechas que Franco no estuvo en el movimiento conspirador de julio de 1936 hasta 8 o 10 días antes de la sublevación, y que opuso una "fuerte resistencia pasiva" a su designación como Generalísimo por parte de la Junta de Defensa nacional (septiembre de 1936). Lo único genuinamente franquista, dijo el ponente, fue optar por la dinastía de Alfonso XIII.

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