Sabrosa zanahoria

Malas lenguas consideran que la voluntad política del primer ministro luso de imponer la ratificación del acuerdo antes de la cumbre de Brasilia -del 27 al 30 de enero-, que pretende inaugurar un nuevo ciclo en la relación entre Portugal y Brasil, se explica fácilmente. El primer ministro portugués, Aníbal Cavaco Silva, es un economista con escasa afición por la literatura y sus consejeros han agitado ante sus ojos una sabrosa zanahoria: la posibilidad de exigir en Bruselas una parte sustancial de los 50.000 millones de escudos que la CE decidió destinar al desarrollo de la industria europea d...

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Malas lenguas consideran que la voluntad política del primer ministro luso de imponer la ratificación del acuerdo antes de la cumbre de Brasilia -del 27 al 30 de enero-, que pretende inaugurar un nuevo ciclo en la relación entre Portugal y Brasil, se explica fácilmente. El primer ministro portugués, Aníbal Cavaco Silva, es un economista con escasa afición por la literatura y sus consejeros han agitado ante sus ojos una sabrosa zanahoria: la posibilidad de exigir en Bruselas una parte sustancial de los 50.000 millones de escudos que la CE decidió destinar al desarrollo de la industria europea del cine y de los audiovisuales. Como representante de una comunidad de 200 millones de consumidores lingüisticos, Portugal está en condiciones de igualdad con las otras grandes potencias culturales -el Reino Unido, Francia y España-.El hecho de que la comisión negociadora portuguesa haya sido presidida por el ex gobernador del Banco de Portugal Jacinto Nunes dio aún más fuerza a estos comentarios maliciosos. Obviamente, no fue por sus talentos de banquero que Nunes asumiera la responsabilidad de reformar, reunificándola, la ortografía portuguesa, sino porque es también presidente de la Academia de las Ciencias: la comunidad científica lusófona está particularmente interesada en eliminar las barreras lingüísticas que separan el portugués de Portugal del porlugués de Brasil, y que obligan a hacer ediciones diferentes de los mismos textos. Un mercado único mayor, además de facilitar los intercambios en su interior, permitiría también un mayor número de traducciones de originales en otras lenguas.

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