PREMIO PARA UN NARRADOR DE LO FANTÁSTICO

La historia del doctor Preetorius, a dos manos

Hallado recientemente uno de los cuentos escritos por Borges y el escritor galardonado

Un cuento inconcluso, sin título, manuscrito a la vez por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares en tres folios de un cuaderno, fue hallado recientemente por el investigador Daniel Martino, un joven experto en la obra de Bioy Casares. El texto inédito, publicado el 4 de noviembre en el suplemento literario del periódico argentino La Nación y que se reproduce en esta misma, página, es un intento de colaboración entre los dos célebres escritores, que luego firmarían sus obras conjuntas con el seudónimo de Honorio Bustos Dornecq.

Martino, autor de uno de los libros más completo...

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Un cuento inconcluso, sin título, manuscrito a la vez por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares en tres folios de un cuaderno, fue hallado recientemente por el investigador Daniel Martino, un joven experto en la obra de Bioy Casares. El texto inédito, publicado el 4 de noviembre en el suplemento literario del periódico argentino La Nación y que se reproduce en esta misma, página, es un intento de colaboración entre los dos célebres escritores, que luego firmarían sus obras conjuntas con el seudónimo de Honorio Bustos Dornecq.

Martino, autor de uno de los libros más completos sobre Bioy Casares -El abecé de Adolfo Bioy Casares-, recuerda que a comienzos de este año estaba revisando los cuadernos juveniles que Bioy Casares había conservado hasta entonces en un baúl de la casa de campo familiar cuando se encontró de pronto con los párrafos escritos a dos manos. Un apunte al margen en ese mismo cuaderno prueba que Bioy Casares escribía también en aquel momento Los novios en tarjetas postales, un cuento que luego formaría parte de un libro editado en 1937. Ese cuento, publicado por primera vez en el segundo número de la revista Destiempo, en noviembre de 1936, demuestra con toda seguridad que Borges y Bioy Casares ensayaron esa primera colaboración en el invierno de 1933, fecha que el propio Bioy Casares no ha podido precisar con exactitud.

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En 1935 o 1936", había escrito Bioy Casares, "fuimos a pasar una semana a la estancia de Rincón Viejo, en Pardo, con el propósito de escribir en colaboración un folleto comercial, aparentemente científico, sobre los méritos de un alimento más o menos búlgaro. Hacía frío, la casa estaba en ruinas, no salíamos del comedor, en cuya chimenea crepitaban ramas de eucaliptos". Y agrega más adelante: "Intentamos también un soneto enumerativo y proyectamos un cuento policial -las ideas eran de Borges- que trataba de un doctor Preetorius, alemán, director de un colegio, donde por medios hedónicos (juegos obligatorios, música a toda hora) torturaba y mataba a niños. Este argumento, nunca escrito, es el punto de partida de la obra de Bustos Domecq".

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