"Ya me dice abuela"

G. H., Blanca Artigas, de 63 años, ha vuelto a renacer. "Ahora voy a ir al médico, quiero cuidarme para ella. La miro y es igual que mi hija. La cara, los ojos, las manos, tiene los mismos gestos y es igual a ella cuando duerme..., bueno tiene el pelo rubio como su padre, pero es morochita (morena) como su madre". Blanca se agarra al teléfono con la misma desesperación con que ha buscado a su hija y a su nieta. Las palabras brotan en un torbellino. "Ya me dice abuela. Su sangre es igual a la mía en un 99,3%. La niña me preguntó: 'Abuela, entonces, ¿tengo tu sangre?'. Y yo le dije no, ll...

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G. H., Blanca Artigas, de 63 años, ha vuelto a renacer. "Ahora voy a ir al médico, quiero cuidarme para ella. La miro y es igual que mi hija. La cara, los ojos, las manos, tiene los mismos gestos y es igual a ella cuando duerme..., bueno tiene el pelo rubio como su padre, pero es morochita (morena) como su madre". Blanca se agarra al teléfono con la misma desesperación con que ha buscado a su hija y a su nieta. Las palabras brotan en un torbellino. "Ya me dice abuela. Su sangre es igual a la mía en un 99,3%. La niña me preguntó: 'Abuela, entonces, ¿tengo tu sangre?'. Y yo le dije no, llevas la sangre de tu madre, que es la mía".

La recuperación de María Victoria le ha abierto un mundo nuevo. "Cuando no sabía si era ella seguro estaba más tranquila, pero desde que la ví ando en el aire. Me pidió que me quedara con ella un día más y no lo dudé. Quiere que le hable de su madre y yo tengo tanto que contarle...".

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