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Perdida toda esperanza de rescatar vivos a los 84 pasajeros encerrados en el transbordador

"Aquello fue sálvese quien pueda", asegura un superviviente

Los equipos de rescate han perdido toda esperanza de encontrar con vida a los 84 pasajeros que, según todos los indicios, se encuentran aún en el interior del transbordador británico Herald of Free Enterprise, que naufragó la noche del pasado viernes cerca del puerto belga de Zeebrugge. La baja temperatura del agua hace imposible la supervivencia. Varios pasajeros murieron de paro cardiaco, provocado por el frío, cuando esperaban en el mar la llegada de los equipos de socorro. A última hora de la tarde de ayer, las autoridades belgas facilitaron, ya como definitiva, la cifra de 51 muertos, cuyos cuerpos han sido rescatados hasta el momento; otras 84 víctimas mortales, cuyos cadáveres aún no se habían recuperado, y 408 supervivientes.

La catástrofe, la más grave ocurrida en el mar del Norte o el canal de la Mancha desde la II Guerra Mundial, se produjo, según la hipótesis más extendida, a causa del choque contra un espigón que rompió el casco y provocó una entrada de agua que desestabilizó al transbordador y le hizo volcar.Todo fue muy rápido, según los supervivientes. Muchos no tuvieron tiempo de ponerse los chalecos salvavidas o preparar los botes. "La luz se apagó, los niños gritaban, el nivel del agua aumentaba y nos subíamos a taburetes para evitar ahogarnos", declaró Susan Holmes a un diario belga, mientras que otro testigo afirmó: "La norma de evacuar primero a las mujeres y niños no empezó siquiera a ser respetada. Aquello fue sálvese quien pueda".

Los reyes de Bélgica Balduino y Fabiola, visitaron la zona del suceso, al igual que la primera ministra británica, Margaret Thater, el príncipe Andrés y su esposa, Sarah Ferguson.

Los mensajes de condolencia fueron innumerables; entre ellos, los de la reina de Inglaterra, Isabel II; del Papa y del presidwate de la República Federal de Alemania, Richard von Weizsaecker.

La gran mayoría de los Pasajeros y tripulantes era, como el propio barco, británica. Muchos de ellos habían pagado tan sólo una libra (menos de 100 pesetas) aprovechando una oferta especial del diario británico The Sun.

En las primeras relaciones de víctimas y pasajeros del barco siniestrado no figura ningún español.

Páginas 2 y 3

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