'Dieguito', el genio incomprendido que España perdió

A. R. ENVIADO ESPECIAL Sólo el Barcelona es capaz de desperdiciar a un jugador como Maradona. Sólo el fútbol español es capaz de convertir a un genio en un incomprendido, y de expulsarle de su seno como a algo indeseable. La suerte no acompañó a Maradona en su paso por España. El primer año estuvo enfermo de hepatitis, lo que le tuvo bastante tiempo sin jugar. En el segundo sufrió una inolvidable entrada de Goikoetxea, que al árbitro de aquel partido no le pareció ni siquiera digna de tarjeta amarilla, y que al jugador le mandó al hospital. El resultado fue que ninguno de los dos años en que estuvo en el Barça este equipo consiguió el título de Liga, su objetivo permanente. Y la consecuencia, que tanto el Barcelona como la mayor parte del fútbol español decidió que el jugador no era para tanto. El habitual sistema de derribar ídolos volvió a funcionar.

Ocurrió, encima, que su último partido en el club azulgrana, la final de Copa contra el Athlétic de Bilbao, terminó en un tremendo rifirrafe, y que ambas partes convinieron de forma difícil de explicar encargarle la culpa de lo ocurrido a Dieguito. Tampoco conviene olvidar que el Barcelona, al año siguiente, sin él, ganó la Liga.

El único genio

Y Dieguito buscó otros aires y se marchó al Nápoles. Ahora es la televisión italiana y no la española la que cada fin de semana pasa para sus aficionados las espléndidas maniobras de Maradona. Y, olvidado el negro mal fario que le persiguió en España, Maradona ha crecido sobre sí mismo y se ha convertido en el gran jugador de este Campeonato Mundial. En el único genio del fútbol de hoy. Maradona no sólo está marcando la diferencia en los partidos de Argentina, sino que está salvando un Campeonato que por unas u otras causas se deshinchaba a la altura de las semifinales.

Maradona confirma que el genio tiene sitio en el fútbol de hoy. Ahora se estudia al rival al límite, y se desarrollan las tácticas para anularlo. Con eso, Bélgica ha llegado hasta la semifinal y la RFA hasta la final, sin poner gran cosa de su parte. Muchos entrenadores entienden, y tienen razón, que con jugadores estudiosos, aplicados, capaces de mantenerse en concentración durante los 90 minutos de juego, y con una buena preparación física se puede hacer un equipo para ir por el mundo quedando bien.

Y porque existen muchos entrenadores de ese tipo es bueno que exista, cuando menos, un jugador como Maradona, al que nunca podrán encerrar en una jaula en sus planteamientos sobre la pizarra magnética. Contra lo que hace Maradona no hay nada inventado. Cuando agarra el balón en el medio campo, regatea a cuatro y mete gol, o cuando recibe cerca del área y de primer toque envía hacia un compañero situado 30 metros más allá, solo, y a quien nadie más que Maradona había visto, está terminando con el trabajo paciente de muchas horas de plantear un partido.

España lo tuvo. España lo perdió. Núñez podría decir: "España y yo somos así, señora".