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Nicklaus retrasa la retirada tras ganar su sexto Masters a los 46 años

La conquista de su sexto título en el Masters de Augusta ha cambiado los planes de retirada que habían pasado esta misma temporada por la cabeza de Jack Nicklaus. "Sé que sería muy elegante retirarse ahora después de este triunfo, pero yo no lo soy. Me encanta, la competición y pienso continuar jugando", aseguró un eufórico Nicklaus. Con esta nueva victoria, el gran oso dorado ha aumentado no sólo su cuenta de dólares, sino que, de paso, también se ha convertido en un inmortal del golf. A sus seis Masters hay que sumarles sus cuatro victorias en el Open de Estados Unidos, cinco campeonatos de la PGA y tres Open británicos.

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Está acabado y ya no volverá a ganar

A sus 46 años, Nicklaus se planteó la posibilidad de retirarse del golf y dedicarse a sus múltiples negocios. Pero en su carácter de campeón nunca rondó la idea de una retirada sin victoria. "Sé que no juego tan bien como hace 15 años. Le sigo pegando bien a la bola, pero el principal problema radicaba en que no estaba nada fino en el juego corto", dijo Nicklaus. Su reencuentro con el putt se produjo en el Masters y fue consecuencia directa de una lección de su hijo Jack, de 25 años, que en Augusta le hizo de caddie. "Mi hijo", manifestó Nicklaus, padre de otros cuatro, 'trabaja el putt con Chi Chi Rodríguez [un ex jugador portorriqueño] y un día me dijo: 'papá, esto tiene arreglo".Once años después de haber ganado su último Masters, Nicklaus resucitó para erigirse vencedor y arrebatar un título que todos pensaban no se iba a escapar de las manos del español Severiano Ballesteros, quien enterró todas sus posibilidades en el hoyo 15. En ese momento, Seve iba por delante de Nicklaus con un golpe de ventaja. Su brillante juego en los anteriores hoyos hacía prever que en el 15, un hoyo largo de par cinco, aumentaría su ventaja. Pero Ballesteros golpeó mal en su segundo golpe y la bola se fue directamente al agua. Seve debió sentir en ese momento que todo se le venía abajo, quiso apretar en el 17 y volvió a fallar.

El ruido

"En el 14", explicó Nicklaus, "miré al marcador y vi que sólo Seve iba delante mío, y me dije bueno, él todavía- tiene bastante que jugar Cuando llegué al hoyo 17 oí un ruido que no parecía de alguien que hubiese hecho algo bueno, pero tampoco de que lo que se aplaudía era de algo malo". Ese ruido, precisamente, correspondía a la exclamación de júbilo que los aficionados descargaron cuando Ballesteros envió la bola al agua. Tal fallo igualaba a Nicklaus con el español en la clasificación.

"Prefiero ganar a jugadores como Seve, Norman, Lyle o Langer que a los que no sé como se llaman", manifestó Nicklaus, que dijo no haber reconocido a 11 jugadores que disputaron el Masters. Ballesteros finalizó cuarto, a dos golpes del que fuera su gran ídolo en la niñez; Norman igualó en el segundo puesto con Tom Kite, a un golpe del vencedor; y Langer se tuvo que confórmar con la decimosexta plaia, empatado con otros cuatro jugadores.

Nicklaus aseguró que su experiencia también le había llevado a predecir el resultado que necesitaba en la última jornada el posible ganador del Masters: "Antes de salir a jugar hablé con mi mujer y le dije que con 66 golpes se podía empatar el torneo pero que el 65 daba el título".

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