Calviño escucha en televisión las críticas de Segurado y De Salas
El presidente del Partido Liberal, José Antonio Segurado, le dijo anoche a José María Calviño, director general de Radio Televisión Española, que debió haber abandonado su cargo "con dignidad" tras haber declarado en Valencia que usaría todo su poder para impedir que el líder de la oposición, Manuel Fraga Iribarne, volviera a mandar en este país. Calviño intervenía junto con Segurado, el obispo de Badajoz, Antonio Montero, y el presidente del Grupo 16, Juan Tomás de Salas, en el nuevo el programa de Mercedes Milá, De jueves a jueves, y replicó que la cita de Segurado no era correcta. Mercedes Milá se reincorporaba a la televisión tras año y medio de ausencia con este programa.Segurado reprochó a Calviño que estuviera a las órdenes del Gobierno así como haber ofrecido al país la imagen de una televisión oficialista. Según el líder liberal, Calviño había comprometido su trabajo como dirigente de una institución pública. Calviño replicó que sus declaraciones se habían producido en un contexto de humor.
El obispo de Badajoz y responsable de información de la Conferencia Episcopal, Antonio Montero, reprochó a la televisión estatal su laicismo y dijo que la publicidad de la televisión que incita al consumo superficial es ejemplo del desfase de ésta con las necesidades de la sociedad española.
Juan Tomás de Salas ironizó sobre la gestión de José María Calviño e indicó que los problemas de dependencia gubernamental que tanto él como sus colegas de mesa subrayaban se acabarían con la llegada inmediata de la zorra. Según De Salas, Calviño, en algún momento de su gestión, identificó a la television privada con "la zorra". "La zorra ya ha llegado. Adiós, señor Calviño", dijo De Salas. En distintos momentos de la viva reunión televisada, Calviño negó que hubiera gubernamentalización del ente y dijo que agotaría en su cargo el plazo fijado por el Estatuto de RTVE.
El programa terminó con entrevistas a españoles que durante la transición perdieron en algún momento la libertad, como Antonio María Oriol y Urquijo, secuestrado en 1976 por el GRAPO, y Agustín Rodríguez Sahagún, secuestrado el 23 de febrero de 1981 en el Congreso de los Diputados.
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