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El cine en la pequeña pantalla

'La Reina de África', la aventura y la guerra

Aunque el largometraje La Reina de Africa, que La clave emite esta noche para ilustrar un debate sobre la aventura y la vida, sea en estos momentos una película proyectada recientemente por Televisión Española, programada en repetidas ocasiones y con cualquier pretexto, no cabe duda de que se trata de un título que se adapta bien al tema de La clave, que relaciona la pasión por la vida con la aventura. El personaje interpretado por Bogart es un auténtico aventurero, un héroe individualista que ha huido de la sociedad civilizada y vive a gusto en un mundo de escasas obligaciones. Pero otro tipo de aventura, en este caso colectiva y absurda, llega hasta la selva.Se trata de la I Guerra Mundial. Bogart no tiene ningún interés en participar en ella, pues queda fuera de lo que a él le atrae como aventura, que es algo que se identifica con una experiencia personal no sometida ni a jerarquías extrañas ni a metafísicas patrióticas.

Si se acaba portando como un soldado se debe a dos factores: a que el descenso por el río es un desafío a su capacidad y a que se enamora de la muy distinguida y puritana Katharine Hepburn, formidable también en su interpretación de la solterona que sacrifica su vida al hermano sacerdote y a los convencionalismos de la mística misionera.

La Reina de África fue uno de, los grandes éxitos de John Huston, un cineasta que ha sabido plasmar como pocos esa fascinación por el riesgo y lo desconocido, por los viajes hacia ningún lugar, por los seres que no se sienten a gusto con la seguridad de la rutina. En su filmografía no faltan títulos tan emblemáticos como El hombre que quiso reinar o El tesoro de Sierra Madre, relatos en los que los héroes nunca logran su objetivo sin que eso sea demasiado importante. Lo que contaba era el esfuerzo. el llegar hasta lugares imposibles. Luego, el obtener o no el dinero, es cuestión secundaria.

Éxito popular

En La Reina de África, los protagonistas sí salen victoriosos, hecho que quizá contribuye a explicar el éxito popular del film, desprovisto de los toques de pesimismo vitalista característicos en la obra hustoniana, reverso de la entronización americana de los triunfadores.Pero si esto es insólito en la filmografía del director de La jungla de asfalto, también es verdad que la aventura de verdad estuvo en el rodaje del mismo, accidentadísimo, peligroso y fatigante. La barca que da título a la cinta fue engullida por las aguas africanas, las enfermedades hicieron mella en la salud de los actores y del equipo técnico y el rodaje fue muy duro, convirtiéndose en el correlato perfecto de la ficción.

Humphrey Bogart ganó un oscar por su creación como marinero borrachín, pero la Academia norteamericana prefirió, en cambio, premiar esa notable cursilada que es Un americano en París a la hora de elegir la mejor película y a Vivien Leigh en Un tranvía llamado deseo a la hora de oscarizar una actriz.

Despreciar la comedia

Es célebre la tendencia de Hollywood a despreciar la comedia y preferir el drama o los filmes abiertamente artísticos -sería mejor hablar de películas concebidas bajo el signo del kitsch-, pero lo cierto es que hoy, cuando se emita en la película La Reina de África, de John Huston, por tercera vez en poco tiempo, el espectador se sentirá cautivado de nuevo por su magia y no le importará repetir la experiencia, algo que no sucede con la gran mayoría de películas.La belleza de la fotografía, lo divertido de las situaciones y la habilidad con que John Huston desarrolla en La Reina de África la vieja fórmula por la que el viaje no significa tan solo un cambio fisico, sino también una mutación espiritual, son otros elementos que sumar al atractivo del conjunto.

La Reina de Africa se emite hoy en el espacio La clave, a partir de las 19.30 horas, por TVE-2.

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