José Rodríguez de la Borbolla,

presidente de la Junta de Andalucía, pasó la mañana del pasado lunes de sofoco en sofoco. Primero acudió a la inauguración del curso escolar en el colegio de La Palmilla, de Sevilla, para dictar la lección inaugural, y se encontró con que los dos colegios cercanos no habían podido abrir sus puertas porque no habían sido terminados. Como consecuencia, madres y niños le recibieron con un sonoro abucheo. Después acompañó a Giovanni Spadolini, ministro italiano de Defensa, a la inauguración de una exposición de artistas italianos al aire libre, montada por el Ayuntamiento de Sevilla, y cuando llegaron todavía no estaba terminada, por lo que tuvieron que volver 45 minutos más tarde. Finalmente, tuvo que oír, en medio de una carcajada general, cómo Santiago Roldán, rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en el solemne discurso de inauguración de los cursos de está entidad en Sevilla, expresaba su agradecimiento por el apoyo recibido a las distintas entidades oficiales de la comunidad autónoma y concluía la lista con el nombre de unos conocidos grandes almacenes.