Ir al contenido
_
_
_
_

Dino Meneghin, 'el malo' del baloncesto mundial

A golpes de Dinos, el deporte italiano ha escrito la historia de sus últimos años. Mientras el incombustible Dino Zoff se eternizaba bajo los palos de una portería de fútbol, el otro Dino, Meneghin, era y es el césar del baloncesto italiano. ¿Es un león que ruge o un salvaje que golpea sin piedad con sus codos al contrario?, ¿es un pasota o está tan concentrado que pasa de todo? La única duda que se puede plantear es sí se trata de la reencarnación del paternal Júpiter, salvador de toda la squadra italiana, o la de Marte, fustigando a los suyos para que destruyan a su rival. En cualquier caso, es un dios que calza un 50.

Es el malo de la película y, sobre todo, en España esa imagen se ha difundido para justificar algunas derrotas. Las mujeres no comparten esa idea, y cualquiera que lo conozca fuera de la cancha dirá que se transforma. Él lo explica así: "Lo que hago me gusta hacerlo bien, por eso soy duro en la pista. Quiero dar lo máximo de mí mismo. Soy serio en mi trabajo, por eso no doy respiro al contrario. Hay que atacar con todo lo posible y defender al límite. Pero fuera de la cancha, lo más importante son mis amigos. Me gusta divertirme. Hay que saber separar el trabajo de la vida privada".Meneghin es uno de los solteros más cotizados de Italia. A sus 34 años, alejado de su Alano Piave natal, ha dado la vuelta al mundo, representando a su país. Ha participado en todos los triunfos transalpinos: "He ganado casi todo. Tuve la suerte de jugar en un equipo tan potente como el Varese y en el momento más dulce de la selección italiana". Su historial es impresionante. Con el equipo varesino fue cinco veces campeón de Europa, siete de la Liga italíana, dos de la Copa Intercontinental y dos de la Recopa. Con la selección de su país venció en la última Eurocopa de Nantes, tras derrotar en la final a España, y fue medalla de plata en Moscú; otras tres veces fue tercero de Europa, y en Los Ángeles afrontará sus cuartos Juegos de la Olimpiada.

Meneghin tiene claro cuál es su papel. "En el campo busco ser un líder, no por figurar, sino para ayudar al equipo. Los demás esperan mi apoyo. Nuestra selección puede parecer veterana, pero los recambios hay que hacerlos a su tiempo, sin forzar". Meneghin ya se partía la cara con Luyck en la mejor época del pivot madridista. "Luyck era un gran jugador, de los más fuertes. Yo era joven y estudiaba sus movimientos, porque era muy técnico".

250 veces internacional

Ahora, aunque Díaz Miguel y Sandro Gamba, seleccionadores de España e Italia, respectivamente, no provoquen un emparejamiento directo, sólo Fernando Martín puede pegarse con él. "Martín es muy joven y muy fuerte. En los próximos años será uno de los pivots europeos mejor dotados, física y técnicamente. Es un jugador valiente; no conoce el miedo".

Meneghin mide 2,04 metros, pesa 105 kilos, calza un 50, ha sido más de 250 veces internacional, anota más de 500 puntos anuales en el torneo italiano; sus promedios en cada partido son 18 puntos, 3 asistencias, 12 rebotes defensivos, 6 en ataque, 62% de aciertos dentro de la zona y 45% en sus lanzamientos a media distancia. Sus fundamentos son excepcionales; su movilidad, poco habitual en un hombre de su envergadura. Sus codos destrozan; siempre está empujando y, sobre todo, utiliza sus caderas y su culo. Cuando entra en la zona contraria arrasa, y hay que tener muchos arrestos para aguantar su acometida. Como contrario, irrita, pero, como opina Lolo Sáinz, "Meneghin es un jugador mito, fundamental en el baloncesto italiano; es tal su entrega que cualquier entrenador lo quisiera tener en su equipo".

Para Díaz Miguel no es menos fundamental: "Cualquier partido frente a Italia, sin Meneghin, no sirve de referencia. Con él, la selección es otra". Para los pivots de la selección española, el problema con Meneghin es solamente uno, al margen de sus triquiñuelas: "Los dos queremos ganar, y él utiliza todos sus recursos". Según su actual entrenador, el prestigioso Dan Peterson, del Simac de Milán, Meneghin es "el más grande de la historia del baloncesto italiano. Es único".

Un único secreto

Los Ángeles significará el final de su carrera en la selección. California será su punto y aparte, aunque los estamentos del baloncesto italiano se han adelantado a su decisión y le han rogado que por lo menos continúe hasta el Mundial de España, en 1986. "Mi trabajo al margen del baloncesto me ocupa cada día más tiempo. Al final me ganará totalmente. Seguiré uno o dos años más en el Milán, pero no en la selección. Algunos federativos me han dicho que aguante hasta los juegos de Corea, dentro de cuatro años, pero eso es impensable por el momento". Meneghin, que no acabó sus estudios de arquitectura, tiene en la actualidad un negocio de muebles.

Para cualquier defensor de la cantera, Dino es el mejor ejemplo. Empezó en las categorías inferiores del equipo del Varese y pasó 27 años en el club; además, su traspaso fue un récord en el baloncesto continental, al pagar el Simac de Milán 50 mifiones de pesetas. Es decir, que los varesinos rentabilizaron su inversión de una manera impensable entonces, hace muchos años, cuando decidieron prestar atención a Dino Meneghin.

Su vida es extraña. Meneghin es muy tímido, bastante introvertido, se esconde tras un radiocasete que siempre está acoplado a sus orejas. Tiene bastantes manías, sobre todo en la cancha. Tener su número de teléfono particular sirve de poco; sólo aparece por su apartamento para dormir.

A todos los aficionados de cualquier equipo que se haya enfrentado a Meneghin no les faltarán motivos para meterse con él, pero cualquiera que lea esta última declaración del jugador mejor pagado de Italia abrirá una puerta en su pensamiento en favor de la reivindicación del fenómeno italiano: "Mi secreto es haber trabajo. mucho físicamente. Ahora sigo haciendo pesas, footing, y sobre todo me divierto entrenando. Eso es lo más diricil de nuestro trabajo. Cuando finalizo mis negocios y voy a entrenar, me divierto. Trabajar es mi único secreto",

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_