Libros para el reencuentro y un debate penitente

Los nutridos escaparates de las librerías de Buenos Aires son protagonistas de un momento particular para los autores argentinos: un momento de reconocimiento y reunión, de reencuentro y coexistencia. Y un lugar común para las obras de los que se quedaron en el país, y siguieron escribiendo, y los que marcharon al exilio, y siguieron publicando. Sin embargo, todavía no ha comenzado un debate en profundidad entre los protagonistas de ambas experiencias y entre las diversas concepciones de la circunstancia común -el país- que las ha generado. Hubo, sí, algunos duelos verbales entre...

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Los nutridos escaparates de las librerías de Buenos Aires son protagonistas de un momento particular para los autores argentinos: un momento de reconocimiento y reunión, de reencuentro y coexistencia. Y un lugar común para las obras de los que se quedaron en el país, y siguieron escribiendo, y los que marcharon al exilio, y siguieron publicando. Sin embargo, todavía no ha comenzado un debate en profundidad entre los protagonistas de ambas experiencias y entre las diversas concepciones de la circunstancia común -el país- que las ha generado. Hubo, sí, algunos duelos verbales entre escritores, pero de escasa proyección.Una reciente encuesta periodística señalaba que "en general, los autores locales más vendidos son figuras públicas o han padecido exilio y prohibición de sus libros". La misma muestra indicaba que el rubro de los consagrados continúa encabezado por Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar.

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En otro nivel, entre los narradores que han escrito y publicado en la Argentina durante el régimen militar, alcanzaron amplia difusión la escritora Martha Mercader (con Juanamanuela, mucha mujer) y Jorge Asís (en especial, con la novela Flores robadas en los jardines de Quilmes). Ricardo Piglia, Juan José Saer, Isidoro Blaisten, Marcos Aguinis, Enrique Medina, Antonio Dal Masseto, Liliana Hecker, Rodolfo Fogwill, entre otros, han continuado escribiendo, y publicando.

Entre los exiliados, Osvaldo Soriano, en especial con la novela No habrá más penas ni olvido, fue quien obtuvo un éxito más notorio, cuando sus libros pudieron circular en el país. Manuel Puig, Héctor Tizón, David Viñas, Antonio Di Benedetto, Pedro Orgambide y Humberto Constantini, entre otros, integran la lista de narradores prohibidos, editados fuera del país -algunos de ellos en España- y cuyas obras han comenzado a venderse ahora en las librerías argentínas.

En el campo del ensayo, la investigación o el testimonio -integrado por obras de desigual importancia-, el fenómeno de difusión más destacado lo constituye el libro Malvinas, la trama secreta, investigación periodística sobre la guerra del Atlántico Sur. Sus autores, Ricardo Kirschbaum, Óscar Raúl Cardoso y Eduardo van der Kooy, han ganado por este trabajo el I Premio Ortega y Gasset de Periodismo, otorgado por la empresa editora de EL PAÍS. El libro lleva vendidos cerca de 130.000 ejemplares, cifra que en el mercado argentino registra pocos precedentes.

Revistas culturales, como Punto de vista, publicaciones dedicadas a la expresión literaria, grupos de estudio y talleres para la creación alimentaron en estos años iniciativas y zonas para la reflexión independiente. Entre tanto, el Proceso militar dejaba otra herencia: un alto índice de analfabetismo, tradicionalmente bajo en Argentina. Nélida Baigorria, nueva secretaria del Consejo Federal de Educación, lo ha cifrado en 6.200.000 casos de analfabetismo funcional (personas que han seguido algún curso escolar pero que no saben leer ni escribir), el 32,2% de la población mayor de 15 años de edad.

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