Tribuna:Los cinco siglos del Renacimiento en España

La casa-bodega del gramatico en la calle de Libreros

Hace ocho años, en 1972, la Universidad de Salamanca ordenó el derribo de las casas que habitó Antonio de Nebrija, tras la obtención de la cátedra de Gramática en el Estudio salmantino. Sobre el solar de la que, según parece, fuera vivienda del ilustre gramático -Nebrija también instaló allí una tienda de libros- ahora se asienta el servicio de publicaciones de la Universidad. De alguna manera, la calle de los Libreros, de Salamanca, conserva, pese a todo, aparte de su trazado antiguo, su tradición.Cuando la universidad decidió el derribo para ampliación del rectorado, la casa que habitó Nebri...

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Hace ocho años, en 1972, la Universidad de Salamanca ordenó el derribo de las casas que habitó Antonio de Nebrija, tras la obtención de la cátedra de Gramática en el Estudio salmantino. Sobre el solar de la que, según parece, fuera vivienda del ilustre gramático -Nebrija también instaló allí una tienda de libros- ahora se asienta el servicio de publicaciones de la Universidad. De alguna manera, la calle de los Libreros, de Salamanca, conserva, pese a todo, aparte de su trazado antiguo, su tradición.Cuando la universidad decidió el derribo para ampliación del rectorado, la casa que habitó Nebrija ya había sufrido numerosas y profundas transformaciones. Según García Blanco, el catedrático salmantino que más ha estudiado el tema, sólo «las bodegas y, en especial, los capiteles de las cuatro columnas que coronan el patio, de fina talla renacentista», podían considerarse restos de la etapa anterior. Mientras los azulejos y demás elementos del patio decimonónico se hallan almacenados, los capiteles no están localizados.

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Antonio de Nebrija ingresó en la Universidad de Salamanca como lector, según un contrato firmado el 4 de julio de 1475, en el que se. comprometía a dar dos lecciones diarias, una de elocuencia y otra de poesía. Aunque el contrato tenía validez por cinco años, el 22 de enero del siguiente Nebrija tomaba posesión de la cátedra de Prima de Gramática, después de haber superado meses antes la oposición convocada tras la vacante del maestro Alonso Xuárez.

Tiempo después, el 3 de marzo de 1479, Antonio de Nebrija arrendaba de por vida al cabildo de la catedral de Salamanca «unas casas en la calle de la Rúa Nueva, que son dos casas, con su bodega y ocho cubas de tener vino y un tonel que hace treinta medidas, y una tinaja de tener pan». Por esas dos casas, el profesor salmantino se comprometía a pagar una renta anual de 3.800 maravedíes y 38 pares de gallinas. Actuaron como fiadores el canónigo Juan de Fonseca, quien llegaría a ser, según parece, obispo de Badajoz, Córdoba, Palencia y Burgos, y Sancho Montesinos, padre de Isabel de Solís y, por tanto, suegro del propio Nebrija.

Años después, en 1508, el cabildo concedía «licencia e facultad al maestro Lebrixa para fazer cierta tienda de libros que quiere fazer».

La casa donde vivía Nebrija inauguraba así una larga e importante tradición. A partir de entonces iban a habitar sucesivamente en ella destacados libreros e impresores. Esta tradición se hizo extensiva a toda la calle donde se encontraba la vivienda, la antigua Rúa Nueva, que por este motivo pasaría a denominarse, hasta ahora, calle de los Libreros.

Nebrija tuvo alquilada la casa hasta su muerte. Durante su ausencia de Salamanca, a partir de 1513, cedió parte de ella al librero Ansula. En 1522, muerto ya Nebrija, el cabildo se la adjudicó a Alejandro de Cánova, también librero, quien realizó en ella importantes reformas. Este tipo de obras se repetirían en diversas ocasiones posteriores.

Tras habeir sido habitada por numerosos libreros, artesanos y clérigos, a principios de siglo la ocupaban los condes de Crespo Rascón. Entonces fue muy frecuentada por Miguel de Unamuno que, como rector de: la universidad, vivía enfrente, en la casa rectoral. Con posterioridad;?¿ la casa de Nebrija se la conoció en Salamanca como la casa de las cruzadas, en atención a las religiosas encargadas del reformatorio que en ella existió.

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