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Rifé: "Me siento como si fuera el enemigo público de Barcelona"

Hundido en la Liga, semieliminado en la Recopa y forzado a disputar la clasificación de la Copa con un rival temible, la Real el Barcelona se encuentra en su punto más bajo desde hace varios años. Su entrenador, Rifé, en el ojo del huracán, dista mucho de ser un hombre feliz, a pesar de que Núñez insiste en reiterarle su confianza: «Leo los periódicos y veo que soy tratado como el enemigo público número uno de la ciudad; mis niños son, a veces, despreciados por sus compañeros en el colegio, y yo ya estoy pensando si merece o no la pena todo esto.»

Rifé ha adoptado decisiones controvertidas. En principio, se alabó su carácter enérgico, su tajante decisión de imponer, ante todo, una firme disciplina en el club en el que tal cosa no era norma: «Yo me tracé esa línea y quiero mantenerla. Para que un club funcione hace falta, ante todo, seriedad y disciplina. Hubo que tomar una decisión severa con Krankl, y a partir de aquel momento yo ya sabía que el Barcelona iba a pasar apuros esta temporada, porque la gente cree que la plantilla del Barcelona es la mejor de Europa y, sin embargo, está lejos de serlo. Sin él y sin Heredia teníamos un ataque más flojo. Eso nos ha costado, por ejemplo, el partido contra el Valencia. Pero había que escoger por un camino u otro, y yo decidí el de la disciplina. »

El misterio de Krankl

Sin embargo, y aunque se conoce la sentencia contra KrankI -fulminante expulsión del equipo, con olvido de sus extraordinarias condiciones como goleador y de su soberbio rendimiento en la primera temporada que jugó en el Barcelona-, no se conocen los cargos de los que se le halló convicto. Rifé, la directiva del Barcelona, ni los demás jugadores quieren hablar sobre el tema, una especie de extraño tabú en el que todos parecen temer entrar. Por Barcelona corren varios rumores: unos dicen que, simplemente, entre él y Rifé existe una fuerte antipatía mutua desde hace tiempo, desde antes de que éste llegara al puesto de primer entrenador; para otros, simplemente él quería irse, y lo hacía notarjugando mal y fallando goles claros; una tercera versión, más novelesca, de la crisis apunta hacia un presunto adulterio entre el ugador y una conocida dama como causa del despido. En cualquier caso, el silencio oficial del club alimenta todo tipo de rumores.Rifé insiste en no entrar en el tema. Y respecto a si admite que por su parte ha podido faltar mano izquierda al tratar al jugador, es tajante: «Lo único que puedo decir es que la situación era intolerable, y no cabía más decisión que ésa.» Al problema Krankl se añadió el problema Heredia; una falta de disciplina fue complicada por errores de la directiva y el argentino también saltó del equipo.

Roberto, fichado del Vasco de Gama, trata de ocupar el hueco que ha quedado en el ataque. Aparte de que su inscripción no llegó a tiempo a la UEFA y por ello no pudo jugar contra el Valencia, tampoco ha convencido en sus actuaciones: «Mire, Roberto lleva seis o siete años siendo uno de los dos mejores goleadores de Brasil. Además ha sumado cincuenta partidos en la selección de aquel país, y eso es algo que no puede conseguir cualquiera. Decir que un jugador así no vale para el Barcelona no es serio. Lo que necesita es un período de adaptación y un poco de calma. Eso es justamente lo que se le niega.»

La presión de la prensa

Y de ahí pasa Rifé a lamentarse de la presión bajo la que se vive en su club: «En Barcelona había hasta hace muy poco cuatro periódicos deportivos. Uno de ellos ha desaparecido, pero siguen existiendo tres. La prensa de información general y las emisoras también se ocupan intensamente del Barcelona. Cuando unjugador triunfa le encumbran, y cuando fracasa le hunden. Si no tiene los nervios templadosjuega siempre bajo esa amenaza. Claro, que yo ya sabía eso desde Inace tiempo, porque toda mi vida he estado en este club, y por eso no puedo quejarme como si me encontrara ante un factor imprevisto.»Sin embargo, utiliza este argumento como defensa contra algunas decisiones suyas más qu discutibles. Por ejemplo, el baile de los porteros. En las primeras jornadas de Liga utilizó a tres Amigó, Artola y Huguet; a éste según malas lenguas, por imposición del presidente: «Empezó Amigó, bien, pero en cuanto que llegó el primer fallo la prensa se echó sobre él y le puso nervioso. Tuve que sustituirle por Artola, al que le pasó lo mismo. Y un día, en un partido no comprometido, en el que no nos jugábamos nada, probé con Huguet., Como no le vi hecho aún para el puesto me decidí por Artola que, en definitiva, es el que más seguridades ofrece.» El caso no es único. Estella, Zúviria, Olmo, Canito, Landáburu, Rubio, Rexach, Carrasco... Son muchos los que entran o salen del equipo. Siempre, al fondo, como justificación, está ese argumento de la prensa, que ensalza o hunde aljugador.

La pregunta es si a Rifé le falta trato, serenidad, calma. Algo muy necesario para entrenar a un equipo, unas virtudes que hay que poseer para transmitirlas a losiugadores: «No sé. Sólo sé que he sido escogido para este cargo y que seguiré en él mientras el club no me retire su confianza. Si piensan que no valgo, pueden decírmelo.» Rifé no es hoy un hombre feliz. La prensa de Barcelona, en especial la deportiva, es dura con él: «Cada periódico pide que me echen de mi trabajo. Y así muchos días cada mes. Un fallo de un jugador se me imputa a mí, y eso crea un estado de ánimo muy difícil de sobrellevar. Voy a veces por la calle avergonzado, como si fuera un delincuente.»

Síntoma peligroso

Sin embargo, Núñez ha anunciado que seguirá, si bien este tipo de promesas de los directivos no siempre son fiables. Núñez quiere desviar la atención del fracaso depc!rtivo hacia el nuevo gran proyecto del club, la ampliación del campo hasta las 111.000 localidades, pero al socio eso no le entusiasma. El socio quiere ver ganar partidos, quiere ver goles, y reclama el retorno de Neeskens, de Krankl, de Heredia, y quiere los ceses de Núñez, de Rifé, de Roberto, del que sea. Quiere algo y la directiva no sabe qué darle. De momento, ante el Valencia, el Camp Noti no se llenó, a pesar de que el club sorteó vespinos entre los asistentes. Según algunas opiniones, la huelga de transportes pudo influir, pero lo cierto es que hace algunos meses nadie hubiera concebido que el Camp Nou no se llenara con un rival de la categoría del Valencia, y en un partido de Recopa.

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