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La altitud de México vuelve a favorecer al atletismo

La pista del estadio olímpico de México, gracias a su altitud (2.216 metros sobre el nivel del mar), ha vuelto a favorecer los récords en las pruebas de velocidad en atletismo. Dentro de la Universiada, el italiano Pietro Mennea, con, 10-01 en la primera serie de los 100 metros lisos, batió el récord de Europa, que impuso Valery Borzov en Múních-72, con 10-07, y obtuvo la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos; el español Isidoro Hornillos, en unas pruebas de control, realizó 46-50 en los 400 metros, récord nacional eléctrico, que mejora los 46-69 de Genaro Iritia, aunque queda por debajo de los 46-02 manuales y ya antiguos de Gayoso. El norteamericano Lee Evans mantiene el récord mundial precisamente desde México-68, con 43,86.México Distrito Federal es la sexta capital del mundo situada a mayor altitud, pero cuenta, sin duda, con la mejor instalación atlética desde que se construyó el Estadio Olímpico, para los Juegos de 1968. La Paz, capital de Bolivia, es la más «alta», a 3.658 metros, y le siguen Quito (Ecuador), 2.850; Bogotá (Colombia), 2.630; Addis-Abeba (Etiopía), 2.420, y Kaboul (Afganistán), 2.224. Chacaltaya, también en Bolivia, es la población habitada más elevada del mundo, a 5.130 metros sobre el nivel del mar.

Aunque la falta de oxígeno en altitud es perjudicial para los esfuerzos largos, la menor presión atmosférica favorece a los atletas en los cortos. Precisamente en el Estadio Olímpico de México Bob Beamon logró su fabuloso salto de 8.90 metros, sólo acosado ahora, pasados los diez años, por los 8,52 de otro norteamericano, Larry Myricks, conseguidos reciente mente con gran mérito, en la Copa del Mundo de Montreal, casi a nivel del mar. Las condiciones ideales de entonces, aparte de la altitud, buena temperatura, ligero viento favorable, inferior al metro por se gundo -se admite hasta dos- y una explosión de energía personal aprovechara al máximo, son hechos que se repitieron ahora en el caso de Mennea. El italiano, que prefiere los 200 metros, tenía como mejor marca en 100 los 10-19 conseguidos en cuartos de final de los Campeonatos de Europa del año pasado en Praga. Las dieciocho centísimas de mejora se deben, sin duda, a la altitud. Las condiciones se considera que mejoran sensiblemente a partir de los 2.000

Al igual que Beamon, aunque su marca asombrara mucho más, por su espectacularidad, no se puede olvidar, que en el mismo Estadio Olímpico, en 1968, el norteamericano Jim Hines hizo sus 9-95, récord mundial intocable hasta ahora, y consiguió la medalla de oro. Ello representa una velocidad, en el atleta, de 36,182 kilómetros por ahora La segunda mejor marca mundial antes de la actual de Mennea, la obtuvo el cubano Silvio Leonard en 1977, con 99-8.

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