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El coraje del Madrid contrarrestó la técnica del Barça

Demostró el Barcelona, el domingo, que puede, pero que no siempre quiere. Dejó constancia el Madrid de que quiere, pero por ahora, no puede. Este es, a mi entender, el resumen del encuentro, en el que dos grandes de la Liga española, en diferente situación mental y de juego, trataron de imponer su ley sin conseguirlo. Afortunadamente para el público, el juego, pese a las dificultades del terreno, resultó animado, seriamente competido y en algunos momentos, llegó a verse técnica de muy alta calidad.Arrancó el Madrid con ímpetu El equipo de casa salió dispuesto a demostrar que donde hubo siempre queda. Y fue en el segundo minuto del partido cuando logró ponerse en ventaja. La salida fulgurante hizo concebir ilusiones a los seguidores madridistas, pero de pronto, el juego se sosegó y el Madrid comenzó a caer en la tupida red que le tendía su oponente.

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El Barcelona, pasados los primeros minutos de agobio, se hizo con el mando. Cruyff, stajanovista por esta vez, puso orden en todas partes del campo, atrajo incluso a parcelas ultradefensivas a Camacho y con gran sentido de la profundidad lanzó a sus companeros.

El Barcelona realizo, en el primer período, un juego sólido y al tiempo preciosista. El Madrid, cuando quedó cortado en su empuje y tuvo que ponerse a pensar, quedó reducido a la impotencia. El Barcelona hacía caer al Madrid en el fuera de juego de una manera inocentona y su contragolpe llevaba siempre el sello de la máxima peligrosidad. Los azulgranas del primer tiempo tuvieron la ocasión de ponerse en ventaja en el marcados en dos o tres jugadas, pero ni Marcial ni Neeskens lograron el remate apetecido.

Gustó el juego barcelonista y tu

El coraje del Madrid contrarrestó la técnica del Barcelona

vo mérito el coraje puesto por el Madrid para contener a sus oponentes. Entre uno y otro conjunto en los primeros cuarenta y cinco minutos, hubo una distancia abismal. El Barcelona estuvo siempre mejor situado y dominó la parcela central, en la que se perdieron Vitoria y Breitner. Atrás, Migueli y Olmo cortaron cualquier amago de Jensen, que tuvo una actuación desastrosa, y delante hubo hombres suficientes, cuando la situación lo requirió, para poner en aprietos a los defensores blancos. En el segundo tiempo, cuando el pronóstico ya está decantado hacia el Barcelona, surgió un nuevo Madrid. La reacción, aunque no estuvo acompañada de un juego sincronizado, surtió sus efectos. El Barça se mostró temeroso, conservador al máximo y apenas pudo sacudirse la presión contraria. El Madrid de la segunda parte, pese a que continuó con el defecto de abusar en el pase lateral, tuvo otro tono. Hubo momentos en los que se vio claro que iba a ganar. El Barcelona, incomprensiblemente, se había arrugado. Si fue Michels quien ordenó el replieguese equivocó de medio a medio. El conservadurismo estuvo a punto de costarle el gol más tonto del año, por que Olmo, en el único fallo del partido, desde el medio campo retrasó sobre Mora, pero tal débilmente que la pelota se quedó clavada en el barro. Mora salió de su parcela para despejar con el pie y se salvó el apuro.

Más incisivo Breitner, igualmente habilidoso, como en los minutos precedentes Aguilar; inteligente y trabajador al máximo Del Bosque, hasta el momento de su lesión, y más suelto Rubiñán, puesto que al suplir Costas a Marcial no tuvo a quién marcar, la balanza se inclinó del bando local. In extremis, en la jugada que supuso la lesión de Del Bosque, salvó un defensor barcelonista el gol, con muchos apuros despejó Mora un par de balones y Guerini, de forma incomprensible, falló la ocasión más clara de toda la tarde.

El apabullado Madrid del primer tiempo supo reaccionar. Esa fe que puso para contrapesar la superioridad técnica del contrario, si la mantiene, le hará mejorar su situación. De todas maneras, su falta de ideas es todavía patente. Algunos de sus hombres están absolutamente desconcertados. Jensen debe continuar en la caseta hasta tanto pueda ofrecer una actuación menos penosa y Guerini debería ser cedido al Castilla para que Miljanic no volviera a sentir la tentación de alinearle.

Una vez más el Barcelona dejó patente que no sabe ser campeón a lo grande, sobre todo cuando lo tiene fáci ly el Madrid, por esta vez, ofreció un halo esperanzador. El bache podría comenzar a ser superado.

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