El francés Guy Drut derrotó a los americomaníacos
Los huesos del general De Gaulle se habrán movido hoy en la fosa de Colombey les deux Eglises, con el triunfo del francés Guy Drut en el corazón de Quebec, que él quería libre. Fidel Castro habrá jurado en gallego al ver cómo por tres centésimas ha perdido el oro Alejandro Casanas. La tecnocracia del deporte español se ha debido morir hoy de vergüenza al ver cómo Cerrada, su patrocinado, no ha podido ni siquiera alcanzar la final de los 5.000 metros. Haro, el repudiado por el entrenador de Tajamar y responsable del fondo español, señor Linares, ha sido el único fondista que ha brillado. En otros países, los responsables que cometen tales errores, por muy socios beneméritos que sean de pías instituciones, dimiten. El fracaso de Lázaro Linares ha sido rotundo.
España tenía hoy a su segundo finalista. El valenciano Antonio Campos, pese al golpe que sufriera en la rodilla en las series clasificatorias, ha salido a agotar todas sus fuerzas en pos de una buena clasificación y lo ha conseguido casi plenamente, pese a que ha estado por debajo de su récord. Campos ha sido octavo y por delante de él solamente el neozelandés Robertson tiene acreditada una marca inferior; los demás están en el ranking mundial por encima. Campos era una esperanza para el quinto puesto, pero nunca para la medalla. Puede decirse que ha cubierto su papel porque al menos ha luchado por el triunfo, ha estado presente en la carrera y su presencia sobre todo en las primeras vueltas se ha notado. Hasta la quinta ha estado tirando del paquete para romper la carrera y evitar lo que suele suceder a todos nuestros fondistas, se ven rebasados al final por hombres de mejor sprint.Campos se ha quedado cuando estaba detrás de Kantanen. El tirón de Garderud, Malinowski y Baumgartl, le ha dejado en cabeza de un segundo grupo porque Kantanen, de larga zancada, ha logrado alcanzar a los escapados. Campos ha luchado por el quinto puesto, pero se ha visto rebasado por Karts en la última vuelta y ya en los metros finales le han superado Robertson e Iglans.
Entiendo que Campos ha luchado bien con los mejores del mundo y la octava plaza no es un mal resultado. En el Estadio Olímpico, los españoles solamente hemos tenido dos finalistas, y uno de ellos ha sido él. Ciertamente se esperaba que hiciera una mejor marca; pero el golpe de la rodilla le ha debido condicionar psicológicamente.
En atletismo, para ganar hay que tener una marca de las tres mejores del mundo y, además, suerte. La fortuna también cuenta algunas veces. En la final de los 3.000 metros obstáculos la plata era para el democrático Baumgartl, pero se ha caído en la última valla, lo que ha servido a Malinowski para aprovechar la circunstancia y ser segundo. El vencedor, el sueco Garderaud, ha superado su propio récord mundial, que estaba en 8-09-8. Lo que representa al tiempo nueva marca olímpica es notablemente superior a la establecida por Keino en Munich. El kenyata hizo hace cuatro años 8-23-6. El propio Garderaud había hecho en las series 8-18-56.
Cinco vueltas para Cerrada
En la clasificación de los 5.000 metros, Fernando Cerrada sólo presentó batalla en las cinco primeras vueltas. A continuación se colocó en la cola del pelotón y ya no pudo hacer acto de presencia en los momentos cruciales. Por delante del alcarreño-vallecano estuvieron hombres como el chileno Warncke, el francés Conrath, y el japonés Kamata, por poner ejemplos, a los que debe ganar siempre. Fernando Cerrada posiblemente acusó los cinco días de inactividad que tuvo que sufrir a consecuencia de una torcedura. En su prueba se corrió a buen ritmo y prueba de ello es que el propio Cerrada, duodécimo en su serie, hizo mejor tiempo que Polleunis, el ganador de la segunda ronda.Lo lamentable de Cerrada es que no llegó a dar la impresión de que hacía cuanto podía, aunque ciertamente se encontró con hombres como Viren, Quax y Kunetsov, capaces de acomplejar a un debutante.
En la segunda serie se produjo una anomalía, de la que resultaron descalificados Polleunis e Hildebrand, primero y tercer clasificados. En la última curva cerraron a un canadiense y la consiguiente reclamación, en principio, prosperó. No obstante, el jurado de apelación reconsideró tal decisión y recalificó a Polleunis e Hildebrand, que disputarán la final.
Sorpresa fue la proporcionada por el portugués Silva Simoes que, después de un inicio pobre, colocado al final de la carrera y descolgado del grupo de cabeza, reaccionó con fuerza y decidió la carrera rompiéndola y facilitándole a Brendan Foster la oportunidad de batir el récord olímpico de la distancia, que estaba en 13-26-4, y que ha quedado en 13-20-34. Silva hizo un tiempo de 13-21-93, que supone un nuevo récord ibérico. El español de Mariano Haro está en 13-26-0.
Marsellesa para Quebecois
Los americanos, cuya presencia en el Estadio Olímpico es notoria, se llevaron una gran desilusión en la final de los 110 metros vallas. El viejo Willie Davenport, segunda mejor marca de todos los tiempos, junto a Drut, Lauer, Calhun, MacCullouch, Hall y Hill, y medalla de oro en México, se tuvo que conformar esta vez con el bronce, porque por delante estuvieron el francés Guy Drut, medalla de plata en Munich y asesor para deportes del presidente francés, y el cubano Casanas. Drut se destacó en la penúltima valla y ganó por tres centésimas al cubano. Por vez primera y quizá única. «La Marsellesa» sonó en el Estadio Olímpico. Fue la revancha de los quebecois sobre los americanomaníacos. En los aplausos a Drut estuvieron de algún modo mezcladas las protestas de los que no renuncian a su estirpe francesa. Estuvo el «vive le Quebec libre» del general de la grandeur.Tres nuevos récords olímpicos hubo en la jornada vespertina: Eckert, de la RDA, medalla de oro en los 200 metros; su compatriota Ackermann, vencedora en la final de altura, y la polaca Zsewinska, en una de las semifinales de los 400 metros.
Inge Helten se ha despedido de las pruebas individuales sin haber subido al podio.
El martillo colocó a los soviéticos Sedyh, Spiridonov, y Bondarchuck en los primeros lugares. Sedyh mejoró la marca olímpica de Bondarchuk. en dos metros y dos centímetros, pero con su tiro de 77,52 no anduvo muy cerca de la marca mundial, que está en 79,70. Sahse, que fue segundo en Munich, quedó aquí en el sexto puesto.
La germana democrática Rose-Marie Ackermann es recordwoman mundial de salto de altura desde 1974, en que saltó 1,95 y desde ayer lo es; también olímpica tras superar el listón a 1,93. La selección de las saltadoras se hizo en el 1,87 y con dos centímetros más, sólo pasaron la norteamericana Huntley, la italiana Simeoni, la checa Mracnova, la Ackermann y la búlgara Flagoeva. De éstas sólo pasaron el listón en el primer intento la italiana y la checa. La ganadora lo hizo, en el segundo, al igual que Blagoeva, que sería tercera. Del 1,91 pasaron al primer intento Simeoni y Ackermann y al segundo, Blagoeva. Ackermann fue la única que pudo con el 1,93 y el intento de récord con dos centímetros más, resultó vano.
Rose Marie Ackermann, de soltera Witschas, nació el 4 de abril de 1952 en Lobsa, mide 1,75 y pesa habitualmente 59 kilos. Su progresión ha sido ésta: 1970, 1,77; 1971. 1,81; 1972, 1,85; 1973, 1,88, y 1974, 1,95; fue campeona de Europa.
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