Jordi Pujol y Josep Pallach se opusieron a un documento rupturista
El pasado domingo tuvo efecto en un local religioso de Barcelona la 17 sesión de la Comisión Permanente de la Assemblea de CATALUNYA (AC). En la reunión, que se inició a las 11 de la mañana para terminar a las 10 de la noche, participaron 127 personas, agrupadas en 81 delegaciones. Estaban presentes miembros de la totalidad de los partidos catalanes -con la excepción de Unió Democrática de Catalunya, que estaba celebrando Congreso Nacional-, así como militantes de todos los grupos políticos de ámbito español que actúan en Cataluña.Personalidades no adscritas a ningún partido y que estuvieron presentes en la reunión manifestaron a EL PAIS que «por vez primera se estuvo, en muchas ocasiones, muy cerca de una escisión definitiva en el seno de la AC, debido a fuertes enfrentamientos que se produjeron entre, por un lado, la casi totalidad de los reunidos y, por otro, los dos representantes de Convergencia Democrática de Catalunya y el representante de Reagrupament Socialista i Democratic de Catalunya (Partido dingido por Josep Pallach que recientemente adoptó la denominación de Partit Socialista de Catalunya).
Esta versión de los hechos es la única que ha trascendido, ya que, contrariamente a lo que es habitual, no se convocó para el día siguiente una rueda de prensa.
Los problemas surgieron con motivo de la elaboración, en el transcurso de la reunión del domingo, de un documento titulado «Manifiesto para la ruptura». En su contenido figuraba una clara oposición al reformismo gubernamental y se reafirmaba el carácter manifiestamente rupturista de la AC.
Su finalidad era ser leído en ocasión de una serie de mítines propugnados por la propia AC con el fin -mánifiestan las mencionadas fuentes- de «evitar toda posible desmovilización popular».
Los representantes de los partidos que encabezan Jordi Pujol y Josep Pallach manifestaron su oposición a que dicho documento fuese hecho público, sin antes ser consultadas las colectividades representadas en la reunión. Ello motivó muy airadas protestas por parte de intelectuales independientes y de miembros de partidos de izquierda y de extrema izquierda.
La totalidad de los reunidos, exceptuados los representantes de los dos partidos mencionados y los delegados de una comarca consideraron, que la Comisión Permanente era soberana y que, en estos momentos de confusión era preciso reafirmar el rechazo del reformismo propuesto desde el poder.
Para superar la bipolarización, se acordó retrasar la difusión del «Manifiesto para la ruptura» hasta el próximo viernes, en que, sea cual sea la postura de las diferentes organizaciones, el documento será dado a conocer o bien presentado nuevamente a la Comisión Permanente para su aprobación. No hay duda que ésta sería obtenida con facilidad y con muy amplia mayoría de votos.
Asimismo se retrasó hasta el viernes el dar publicidad a un manifiesto sobre las nuevas normas de asociacionismo político.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.