Vivir un partido de infarto (y poder contarlo)

Mis tres hijas se van a acordar toda la vida del susto que les di hace unos meses. Ocurrió el pasado 16 de octubre, el día que volví a nacer. Y lo hice en el estadio El Plantío, donde juega el Burgos CF. Soy socio desde hace 17 años y procuro ir a todos los partidos en casa. Ahora, con 75 años y jubilado desde hace más de diez, tengo tiempo de sobra. Aquel domingo jugamos contra el CD Mirandés. Cuando terminó la primera mitad ganábamos por uno a cero. Al descanso fui a saludar a algunos amigos que están repartidos por el campo. Es una costumbre que tengo. Cuando subí de nuevo a mi asiento en la grada lateral volví a mirar el marcador. Minuto 55 y seguía el mismo resultado. Ese es mi último recuerdo de aquel encuentro.

Desperté en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital Recoletas de Burgos. El doctor me explicó lo que había pasado: sufrí un infarto en pleno partido. Según los aficionados que estaban cerca de mí en la grada, me desplomé hacia atrás. Ahí fue cuando alguien dio la voz de alarma. El partido se detuvo durante diez minutos por el revuelo que se formó en las gradas. Por suerte se encontraba cerca de mí un médico intensivista, que se llama Pedro Granados. Fue mi salvador. Pasó cuatro minutos tratando de reanimarme hasta que finalmente consiguió que mi corazón bombeara algo de sangre. Luego trajeron un desfibrilador y me estabilizaron antes de mandarme al hospital. Estuve tres días ingresado en la UCI. Soy consciente de que, de no ser por la intervención de Pedro, ahora mismo no podría estar contando esto.

Le llamo a menudo desde entonces. Le digo que le debo la vida, un café y una visita a mi pueblo natal, Espinosa de Cerrato, que se encuentra en Palencia a una hora más o menos de Burgos. Él me responde que solo le debo el café y la excursión, pero no la vida. Es muy majo, y tanto yo como mi familia se lo vamos a agradecer toda la vida.

Después de que me hicieran pruebas durante ocho días, los médicos decidieron ponerme un desfibrilador automático implantable (DAI), un aparato que controla el ritmo cardíaco. Me permite vivir más tranquilo. Gracias a eso puedo disfrutar de nuevo del fútbol. Volví a El Plantío apenas un mes y medio después del infarto. Incluso el Burgos lo celebró dedicándome un vídeo de bienvenida que el club subió a sus redes sociales. Además, gracias al parón durante el partido contra el Mirandés, los jugadores pudieron recuperar oxígeno, ya que jugaban con uno menos, y el equipo acabó ganando el partido en el minuto 102. ¡Tratándose de un derbi!

Para mí significa mucho, porque este equipo es mi vida. He sido un incondicional siempre, desde los campos de Regional hasta que llegamos a la máxima categoría con Juanito en los años 70. Por supuesto, desde que me hice socio he sido un asiduo al estadio. Me gustaría mucho que el equipo volviera a LaLiga Santander. Aunque confieso que en LaLiga SmartBank también se está muy a gusto, ya que hay muy buenos partidos.