Ibiza retumba al ritmo del fútbol
En solo seis años, la UD Ibiza del empresario valenciano Amadeo Salvo y su familia ha pasado de jugar la Liga Regional Interpueblos de Ibiza y Formentera a meterse en LaLiga SmartBank. El fútbol, impulsado por la marca del lugar, toma protagonismo en la isla reina del entretenimiento mundial
Faltan siete minutos para que comience el partido entre la UD Ibiza y el Burgos CF. Es septiembre y aunque el verano acabó hace cuatro días, en el estadio se ve que aún hay ambiente en la isla. Turistas y locales se mezclan en las gradas. El videomarcador comienza a proyectar imágenes psicodélicas mientras suena la música electrónica de Carl Cox, uno de los dj más famosos del mundo, en la versión preparada por la dj local Anna Tur. El ritmo que mantiene despierta a la isla por la noche se traslada por la tarde a Can Misses, un campo renovado para el debut en LaLiga SmartBank. Mientras otros estadios se mueven al ritmo de reguetón, o rugen con AC/DC, Can Misses retumba con sets electrónicos de djs ibicencos. Es la supervivencia del cliché: un partido de la UD Ibiza es también una fiesta. Una fiesta que se ha hecho esperar. Al menos seis años.
La aventura de los hermanos Salvo, los empresarios valencianos que compraron y refundaron la UD Ibiza en agosto de 2015, no acababa de arrancar. Derrota tras derrota, en enero de 2016, Salvo pensó por un momento que aquello no merecía la pena. Aun así cogió el barco para ir a Formentera, donde les esperaba el filial del primer equipo de la isla para jugar la Liga Regional Interpueblos. “Era la primera vez que iba a verlos jugar fuera. El barco se movía, hacía frío, mucho viento. Llegué andando al estadio y al rato perdíamos 2-0. Ya era un poco la risa. Este señor vino aquí y fíjate el papelón que está haciendo. Éramos 15 personas mirando el partido. Pensé: ‘Oye, acabemos la temporada y nos vamos”. El equipo remontó. Le dio la vuelta. Ganó 2-3. Aquella temporada quedó segundo. Y en las seis temporadas siguientes subieron los tres escalones que les separaban de la LaLiga SmartBank.
Salvo ha sido el artífice de uno de los crecimientos más espectaculares de un club de fútbol español en la última década. Y la UD Ibiza se ha metido ya en la élite del fútbol español. Con ocho jornadas disputadas, marcha octava en su estreno, a dos puntos de puestos de playoff. Salvo dejó la presidencia del Valencia CF el 1 de julio de 2015. No tardó en planear su próximo movimiento, su plan para saciar otra vez su pasión futbolera. Asiduo visitante de Ibiza, conoció la historia del club poco tiempo después y, junto a sus socios, abonó la deuda de 60.000 euros que la federación balear exigía para refundar a la extinta UD Ibiza. La marca internacional del nombre de la isla lo sedujo. Un equipo de fútbol bajo esa denominación, pensó, conquistaría al mundo.
A pesar de quedar segundo en su primera temporada, en categoría regional, el club no pudo subir a Tercera División. El reglamento imposibilita el ascenso de un club que lleve dos años sin competir. “Podía ser una debilidad, pero lo vimos como una oportunidad para sentar nuestras bases, comenzar un proyecto desde cero, con nuestras ideas”, explica Salvo. “Éramos el último de la fila en la Liga Regional Interpueblos. Jugábamos con el Formentera B, con el Sant Rafel B, con la Penya Deportiva B… ¡Y no ganábamos! Era un equipo de circunstancias, pero con 18 pioneros que apostaron todo por este club”, recuerda.
Uno de ellos, Ángel Moreno, el delegado de campo actual, fue el primer capitán de aquel renacido equipo en 2015. Ya había estado en la antigua UD Ibiza, un adicto al fútbol que jugó en casi todos los equipos pitiusos, “siempre como pasatiempo, por las tardes”, después de su trabajo como responsable de mantenimiento de una clínica de Ibiza.
Desde entonces, en los pasillos de Can Misses, presumen de haber dado un paso más cada año. Al ascenso a Tercera en 2017 le siguió otro, a Segunda División B, causado por el descenso administrativo del Lorca. Tenían prioridad para la compra de la plaza, por el puesto que habían ocupado en la clasificación, y Salvo no lo desaprovechó. “Poco a poco estamos recuperando lo que había antes, cuando la gente de todos los pueblos, de San Antonio, de San José… bajaba a Can Misses. ¡La gente venía a ver al Ibiza y los queremos aquí de nuevo!”, dice Moreno, que empezó como delegado en 2016 tras colgar las botas.
El éxito del club también enamoró a una generación de niños que viste la zamarra celeste antes que cualquier otra, como el hijo del propio Moreno, canterano del Ibiza desde los cinco años, que ahora, a los diez, no se pierde ni un partido del primer equipo. “Ver a los niños animar al equipo de su ciudad es lo más bonito. Así debería ser en todos lados”, reflexiona Moreno.
El partido que puso al fútbol ibicenco en el mapa mundial
La sexta plaza en la primera temporada (2018/2019) del equipo en Segunda B aseguró un lugar en la Copa del Rey y, después de pasar dos fases, el sorteo regaló un enfrentamiento que desató la locura en el club: el FC Barcelona. “Teníamos una semana para preparar el estadio”, recuerda Moreno. “Montamos dos gradas supletorias para ampliar la capacidad. El presi contaba los asientos para ver cuánta gente cabía. Su familia vendiendo entradas. Ese día fue una fiesta. Fue la primera vez que pensé: ‘¡La que hemos liado!’ Fue la primera vez, también, que al bus de un equipo de aquí se le hizo un recibimiento antes de entrar al estadio”, cuenta. Compitieron de igual a igual. Un gol de Griezmann en el minuto 89 dio la victoria al Barça por 1-2, pero ya todo el mundo sabía que en la isla de la electrónica sonaba ya algo de fútbol.
“Al año siguiente nos metimos en playoffs. Siempre hemos conseguido algo”, dice Salvo, mientras controla el estado del campo de juego. “No es que esté en todos lados. Me gusta trabajar y este club se creó de cero. Tenemos un ADN ganador desde la primera temporada y eso se consigue estando en todos los detalles. A la gente que ha ido llegando a formar parte de nuestra estructura, exceptuando el área deportiva, hubo que ir amoldándola. Tienen que ir aprendiendo que en cada detalle encuentras el éxito”, asegura sobre las claves de su gestión. Moreno, el delegado, lo corrobora: “Impactaba verlo a él y a toda su familia trabajando como unos más”. Así, Salvo fue empapando a sus empleados de una identidad inconfundible: “Todo esto se tiene que vivir como algo importante. El fútbol no es solo la parte que podemos leer en la prensa. Si algún detalle falla, un club se cae”.
El actual capitán del equipo no ha vivido durante más de 40 años en Ibiza como el delegado Moreno. El barcelonés Fran Grima, el jugador de la plantilla actual que más tiempo lleva en el club, llegó del RCD Mallorca para el debut en Segunda B. Can Misses comenzó a mezclar su seña ibicenca con ingredientes foráneos. “Vine aquí porque me hablaron de la ambición y de la profesionalidad del proyecto. Ahora, mi tarea es intentar transmitir los valores del club, ayudar a los nuevos a integrarse a la isla”, señala Grima, ahora capitán del equipo. Son valores que se forjaron en solo seis años con un sello común: “Somos una familia. Jugadores, cuerpo técnico, jardineros, trabajadores, todos…”
Los debutantes
El entrenador Juan Carlos Carcedo y el director deportivo Fernando Soriano llegaron el año pasado también de fuera de la isla. Lo más curioso es que hasta entonces ni Carcedo había sido primer entrenador ni Soriano director deportivo. Ni nunca habían estado en Ibiza. Carcedo había sido durante 14 años el segundo entrenador de Unai Emery y Soriano había entrenado a la UD Almería y ejercido como coordinador de su Fundación antes de enrolarse en el proyecto de la familia Salvo. En su primer año metieron al equipo en LaLiga SmartBank, la división de plata del fútbol profesional.
“No conocía ni la isla ni la categoría. Ibiza me sonaba… pues a lo que suena Ibiza”, confiesa Soriano. Formó equipo con el secretario técnico Juanjo Espósito, recientemente retirado del Real Racing Club, que conoce perfectamente estos estratos del fútbol español. “Necesitábamos jugadores que supieran enfrentarse a una categoría muy dura, con césped artificial, pocos espacios…”, dice. “Yo me encargo más de la plantilla, del cuerpo técnico, de que todo esté bien aquí y él viaja, hace de ojeador y ve fútbol en la península”. Una de las obsesiones de Soriano es la integración armoniosa de cada futbolista en el club. “No me gusta que haya algo de un jugador que me tome por sorpresa. Estudiamos sus redes sociales, hablamos con la gente que lo conoce y les explicamos por qué creemos que encajarían aquí”.
Juan Carlos Carcedo había entrenado al propio Soriano en la UD Almería, bajo el mando de Emery. Carcedo trabajó en clubes de élite como el Valencia CF, el PSG o el Arsenal y coincidió con estrellas como Kylian Mbappé. En las sesiones se le ve correr por el campo como un jugador más. Está metido en cada jugada. “Unai me permitía ayudarle en todo. Estaba muy activo en cada sesión. La gran diferencia es la toma final de decisiones y la gestión de hablar con los jugadores, saber lo que piensan, gestionar sus sentimientos para llevarlos al máximo rendimiento”, dice. ¿El objetivo para esta temporada? “Asentarse en una categoría muy igualada en la que muchos equipos pueden estar ahí arriba”.
Uno de los fichajes más importantes en la historia del equipo, el exjugador de la SD Eibar Pape Diop tampoco conocía mucho la isla. “Había estado dos noches de vacaciones”, cuenta. Diop, que formó parte del Eibar de Mendilibar en LaLiga Santander, es uno de los más experimentados de la plantilla. Se ha mudado con su mujer y sus dos hijas, de tres y 10 años, que poco a poco “van a hacerse a la isla”. En sus “últimos años de carrera” Diop tiene como objetivo “seguir disfrutando” del fútbol de élite. “Vengo para ayudar y para traer experiencia. Tenemos una mezcla de jóvenes, gente que viene de Segunda B y algunos más mayores que nos puede dar mucho”, asegura el senegalés, que debió esperar hasta la pasada jornada ante su exequipo para formar parte del once inicial. Como afirma el director deportivo Soriano, la idea del club es contar “con 24 jugadores titulares”.
Un embajador internacional y la otra cara de la isla
El jugador más famoso en formar parte del equipo ha sido el exinternacional italiano Marco Borriello, quien había militado antes en clubes como el AC Milan o la AS Roma. Otro amante de la isla, Borriello se había comprado una casa en Ibiza en 2009 y siempre había fantaseado con la idea de vivir en la isla. “El fútbol me regaló poder jugar un poco más e instalarme aquí”, cuenta. Llegó en 2017 y jugó algunos meses, pero el físico le dijo basta. “Le dije al presidente que lo ayudaba en lo que quisiera, pero que la rodilla, el césped artificial, las exigencias… ya no podía más”. Ahora forma parte del consejo directivo y es una de las imágenes más famosas de la UD Ibiza en el mundo del fútbol. Un verdadero embajador. “Amo la isla y amo este proyecto. Esta isla es deporte y naturaleza. Es libertad”, dice. “El club crece poco a poco. Como la isla. Falta el deporte de alto nivel. El presidente está creando también secciones de voleibol, balonmano, rugby… Todo bajo el nombre de la UD Ibiza. Quiere llevar el deporte de la isla a lo más alto”.
La música de Anna Tur se va calmando en Can Misses y el pitido inicial cambia los ecos electrónicos por el rugido de la grada. Es el turno del fútbol. La dj ibicenca, que ha dirigido una radio de música electrónica durante más de diez años, comprende la esencia de la isla como pocos. “Aquí podemos convivir todos”, dice. “A este sitio lo pusieron de pie nuestros abuelos, entre la pesca y el campo. El turismo y la música, más tarde, la han llevado a lo más alto”, cuenta. Para Tur, el fútbol nutrirá a Ibiza de otras cosas. “No solo de la música o de la playa o de comer un bullit de peix o de visitar Dalt Vila una tarde. Para la isla, para los empresarios, para los hoteleros ha sido un boom”. Eso sí, en Can Misses, antes del partido, manda la electrónica.