Las promesas del baloncesto español piden consejo a Sergio Scariolo
“¿Cómo puedo superar una mala racha?”, “¿Cómo me organizo con los estudios?”. Dos de los internacionales de 16 años con más futuro preguntan al seleccionador nacional
“No hay que matar el entusiasmo de quien tiene los ojos llenos de sueños. Pero hay que enseñarle a planificar cuánto hay que sacrificar por perseguir lo que uno desea. Disciplina. Y, ante la incertidumbre del futuro, ante la presión, concentrarse en el aquí y el ahora”. ¿Cuánto valen estos consejos, impartidos por un seleccionador con ocho medallas, cinco de ellas de oro? ¿Cuánto pueden significar unas palabras de Sergio Scariolo para dos adolescentes de 16 años apurados por las dudas y por un futuro que parece prometerles grandes hazañas en la pista? Awa Fam y Mario Saint-Supery son dos de las más rutilantes estrellas de un verano único para el baloncesto nacional, en el que las categorías inferiores han llegado a siete finales de siete posibles y la absoluta ha desbancado a EE.UU de la cúspide de la clasificación mundial. Son la prueba viviente de lo que manifiesta Scariolo: “Hemos construido algo más grande que un puñado de títulos: una estructura que abarca desde los jugadores más pequeños hasta el primer equipo, con una forma de entender el baloncesto y unos valores que pueden contribuir a una sociedad mejor”.
Es la pequeña de tres hermanos. Tala, de 21 años, juega al baloncesto en Irlanda; su hermano Karim, de 20, estudia y trabaja en Santa Pola, en Alicante, donde se establecieron sus padres, Madoumbe y Arame, originarios de Senegal, hace más de 30 años. Unos progenitores que, según la prensa alicantina, se dedican a la venta en mercados. Awa Fam recibió una beca y se marchó a Valencia, a curtirse en una de las canteras de referencia de Europa, L’Alquería del Basket. Debutó con el primer equipo taronja con solo 15 años, en diciembre de 2021.
P. ¿Cuál considera que es su mayor logro personal?
R. Le he dado una vuelta y me cuesta tratar de hacer un ranking. Pero creo que me quedo con el orgullo por la estructura que hemos construido con todas las selecciones. Ha sido un trabajo largo, que ha involucrado a mucha gente. Más allá de los títulos que dejemos a quienes vengan después, este puede ser el legado más importante: una forma de hacer equipo, de sentirnos un grupo en el que tanta gente trabaja en pro del mismo objetivo.
P. Todos solemos tener un mantra, un lema de vida que se nos queda desde pequeñas, ¿cuál es el que perdura más en su mente y suele usar con sus jugadores en el vestuario?
R. Hay algo que asumí desde muy pequeño: cualquier cosa que tengas que hacer, te guste o no te guste, cueste más o menos, intenta hacerla al máximo de tus posibilidades. Aunque a veces no haya nadie para vigilar si lo has dado todo, sé honesto contigo. Porque hay una recompensa: sentirte bien, saber que te has empleado a fondo.
P. Si tiene una mala racha, partidos perdidos, malos entrenamientos... ¿Qué hace? ¿Cómo lo afronta mentalmente?
R. Tengo que hacer un ejercicio de memoria porque, por suerte, no recuerdo rachas malas demasiado largas [sonríe Scariolo]. Intento separar lo emocional de lo real. Cuando uno no consigue alejarse un poquito de un resultado, no solo para afrontar una derrota, también una victoria, esta proximidad puede influenciarte. Y puedes no ser capaz de analizar con franqueza y objetividad qué está yendo bien y qué mal. Hay que orientar correctamente el punto de mira y reflexionar con tranquilidad. Encontrar remedios, más que atascarse en lo que ya pasó.
Sé honesto contigo. Cualquier cosa que tengas que hacer, te guste o no te guste, cueste más o menos, intenta hacerla al máximo de tus posibilidadesSergio Scariolo, seleccionador español
P. ¿Cómo prepara mentalmente un partido de la exigencia de una final como la del Eurobasket contra Francia?
R. En mis comienzos vivía la presión de otra forma. Hay componentes externos que hacen que las consecuencias de un resultado negativo parezcan más graves de lo que son. Pero desarrollas una voz que pone orden a ese fatalismo. Es una de las grandes enseñanzas del deporte: la conciencia del aquí y ahora. Recuerdo cuando iba a los exámenes de la universidad, veía a mi alrededor a mucha gente muy nerviosa. Yo, que todavía era jugador y no entrenador, sabía concentrarme en lo que tenía entre manos. Había estudiado, me había preparado. El resto, no podía controlarlo. Así que era cuestión de dar lo mejor de mí y ya está. Una final es así. Hay que ceñirse al plan de partido, tener confianza y seguridad. No debe nadie visualizar un camino de rosas: habrá dificultades, habrá momentos donde jueguen mejor que tú, y tú tienes que haber previsto que esto sucederá y ser capaz de absorber ese impacto. En ese diálogo que se produce con uno mismo, cuanto más concentrado estés en cómo lograr el objetivo, menos espacio y atención le concederás al porqué, al que vendrá después, al qué pasará si…
Con cuatro años, según declaraba su padre a la prensa malagueña, Mario Saint-Supery ya corría y botaba mejor que los demás. Con seis empezó a entrenar con chicos mayores, para no “aburrirse”. Con 15 jugaba contra hombres en EBA, la tercera división nacional, y, en cuestión de una temporada, llegó el debut con el Unicaja en Liga Endesa y en Champions League. Un prodigio en la pista al que sus progenitores le reclaman que siga divirtiéndose y siendo humilde, y que estudie.
P. Desde su experiencia personal, ¿qué nos podría aconsejar a los jugadores jóvenes para ser más organizados y eficientes en los estudios?
R. Cuando eres deportista de élite, tus prioridades han de ser deporte y estudios. Queda poco tiempo para el resto: salir con amigos, ver toneladas de series de televisión o para las redes sociales. Pero es una cuestión de darle a cada cosa una dimensión apropiada, no de eliminar nada. Otros chicos de esa edad seguramente dejen que tales fuentes de atracción se coman un pedazo importante de sus días. Y el tiempo no puede perderse, hay que tener disciplina. Uno debe tener claro cuánto cuesta llegar a ser eso que se desea. Y los adultos que os acompañamos y los entrenadores debemos ayudar para lidiar con las grandes frustraciones que pueden generarse. No hay que matar sueños, pero hay que saber hacer que los jóvenes dimensionen sus expectativas: que entiendan que pueden no llegar a ser jugadores de baloncesto, que las lesiones aguardan detrás de cada esquina e, incluso, que, aunque lo lograran, hay un día en que se deja de ser jugador de baloncesto y queda mucha vida después. Hay que animar a nuestros chicos a que trabajen para su propio futuro.
P. ¿Cuáles cree que son las claves, no solo físicas y técnicas, para que un jugador joven, que está empezando, pueda adaptarse bien al equipo, mejorar y permanecer mucho tiempo en la élite?
R. Cuando una promesa recibe una llamada es porque tiene un talento que ha captado la atención. Pero eso es solo el principio. Para quedarse y justificar su presencia en un entrenamiento —en ese cinco contra cinco de un entrenamiento profesional se aprenden cosas que jamás se ven en cantera— hacen falta otras cualidades, digamos, más grises. Concentración, aptitud, saber ser útil a ese equipo, atrevimiento para ir al contacto sin miedo. Todo el mundo puede ver en ti un futuro brillante, pero no habrá mejor compañero que la mezcla justa de humildad y ambición. He visto a muchos jugadores de un talento limitado llegar por causa de su esfuerzo y a muchos genios quedarse en el camino. Pero esta es una enseñanza que no solo sirve para el deporte: estos mismos valores pueden formar buenos aficionados, buenos padres de futuros deportistas. El compromiso y el sudor que van unidos al aspecto lúdico. El deporte te hace consciente de que tienes mucho más que dar de ti.
Las bases de un proyecto a largo plazo
"Un aficionado que ha practicado deporte, que entiende todo lo que está ocurriendo en la pista, jamás insultará desde la grada. Un emprendedor que haya jugado a baloncesto entenderá y apoyará a los jóvenes que salgan a divertirse a las canchas de su ciudad. El deporte, en definitiva, genera valor para la sociedad". Es la opinión de Sergio Scariolo, que, de hecho, recalca su orgullo por lo que han podido crear en el baloncesto español. Una planificación a largo plazo y con una visión en 360 grados que, afirma, habría sido imposible sin la decidida apuesta desde hace una década de Endesa, “patrocinador de la liga, la selección, la cantera, en baloncesto masculino y femenino…”, recuerda. “Hemos tenido, gracias a nuestro patrocinador, tranquilidad; hemos podido mirar más allá del corto plazo, construir cosas que permanezcan. Ahí reside nuestro secreto”. Palabra de seleccionador.