Un campeón de Europa compra el club del abuelo
Unai Emery, entrenador del Villarreal, adquiere el Real Unión de Irún, equipo de fútbol donde su pariente fue portero
Algo especial tiene el Real Unión de Irún que crea una conexión sentimental con los habitantes de su ciudad, en la frontera entre España y Francia. Lo tenía con su primera gran figura futbolística, René Petit, el Di Stéfano los años veinte, que abandonó el Real Madrid para jugar en el equipo de sus paisanos. Estudiaba ingeniería en la capital, pero viajaba en su motocicleta por la Nacional I, cada fin de semana, para vestir la camiseta blanca y el pantalón negro.
Tuvo también esa conexión con Salvador Echeandia Gal, fundador de las prósperas perfumerías Gal y las Porcelanas del Bidasoa, que en 1926 donó los terrenos, a 500 metros de la línea fronteriza, para construir el estadio que todavía lleva el apellido de Luisa, su madre.
Y es indudable el lazo del Real Unión con la familia Emery, que no es de Irún, sino de Hondarribia, el pueblo de al lado, en la desembocadura del Bidasoa, que separa dos países. Todo empezó en los años veinte, en la época de René Petit, en la de Salvador Echeandia, cuando Francisco y Román Emery Arocena, defensa y centrocampista respectivamente, vistieron los colores del equipo que nació de la unión del Irún Sporting y el Racing Club. El tercero de la saga, de padre francés, fue Antonio, apodado Pajarito, que ocupó la portería unionista durante más de una década. Debutó con 18 años, en 1923. Un año más tarde fue campeón de Copa, tras ganar al Real Madrid en la final; tres años después consiguió su segundo título copero, esta vez frente a Arenas de Getxo. El 10 de febrero de 1929, en el campo de Sarriá, Pajarito recibió el primer gol en la historia de la Liga española. Disparó el españolista Oramas, la pelota golpeó en un defensa y apareció Pitus Prat para batir al guardameta, que jugó en el Real Unión hasta 1936. Murió en 1982.
En los años cincuenta, dos de sus hijos, Francisco y Román, también vistieron los colores del equipo irunés, como su nieto Unai, antes de completar una modesta carrera como futbolista y espléndida como entrenador. El nieto de aquel portero histórico es hoy el entrenador del Villarreal campeón de la Liga Europa, competición que ha ganado ya en cuatro ocasiones (tres con el Sevilla).
Ahora, Unai Emery amplía sus lazos con el equipo de su infancia, uno de los fundadores de la Liga. El pasado viernes, Igor, su hermano, en compañía del abogado de la familia, Josu Reta, formalizó en una notaría de Irún la compra de acciones de la sociedad deportiva, que convierte al técnico del Villarreal en el accionista mayoritario del club. Unai Emery será el propietario del 20% de las acciones del club que militará la próxima temporada en Primera RFEF, la categoría de nueva creación, que se sitúa justo por debajo de la Segunda División.
Las conversaciones de los hombres de confianza de Emery con el club han sido largas y discretas. Unai prefería, además, respetar los tiempos y no irrumpir en una entidad, a la que le unen lazos sentimentales, de forma abrupta. Ha esperado a que acabara la temporada, aunque en la última junta, celebrada en diciembre, el presidente, Ricardo García, que abandonará el club tras la próxima asamblea extraordinaria de accionistas, ya adelantó que había gente cercana al Real Unión que estaba interesada en la compra de las acciones.
El actual consejo de administración, que ha conseguido ir sacando poco a poco al club de una grave crisis económica después del último descenso de Segunda División, había tenido ofertas de compra del club por parte de inversionistas extranjeros, pero ha preferido esperar a la llegada de Unai Emery con su proyecto. Qué mejor que un campeón europeo comprando el equipo en el que jugó su abuelo.
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